"Por la gloria de mi madre, gol de Stefan...". Por más que la megafonía de Borja Blanco intentó animar el cotarro con su selección musical y su homenaje a Chiquito de La Calzada, al sportinguismo se le aguó la fiesta en una tarde invernal. El Molinón despidió con silbidos a su equipo, como antes había mostrado su malestar con jugadores como Scepovic o Moi Gómez al ser sustituidos. El centro de las iras del respetable fue el cántabro Cordero Vega, que encendió a la grada con su exceso de celo y su facilidad para echar mano al bolso de las tarjetas. Fue un día con invitados de excepción. El centrocampista Mario Suárez, que actualmente juega en China y que ya ha manifestado en público su simpatía por el Sporting, heredada de su padre, fue invitado por el club a ver el encuentro. También se dejó ver por el palco de autoridades la medallista olímpica de vela Ángela Pumariega.

Al descanso, en el palco se procedió a la entrega del dinero recaudado en la concentración de peñas de Vegadeo al proyecto educativo Foro Comunicación y Escuela, a los que se dio un talón con 4.911,77 euros. Por lo demás, el encuentro se vivió con frialdad, a tono con el día, frío y lluvioso. Desde el fondo sur se quiso liderar la revuelta. Primero se pidió al equipo más coraje y luego reclamaron "que pite El Molinón". Y algunos les hicieron caso .