El Sporting se ha quedado en los huesos. El mismo conjunto que comenzó la temporada sacando músculo deportivo y económico, señalado por todos sus rivales como el gran favorito, se ha convertido en un equipo menor. El desastre ha encendido a las gradas, cada vez menos pobladas de aficionados, pero más ricas en pañuelos blancos y pitos. Paco Herrera, que ha desatado una tormenta perfecta, dejó al Sporting desnudo con una propuesta de equipo pequeño y lo fue mermando más en cada cambio. El cénit del desbarajuste táctico, seguramente la gran decisión en la que Herrera perdió definitivamente el partido y el favor de la grada, se produjo tras la lesión de Álex Bergantiños. Mientras Nacho Méndez se frotaba los ojos atónito, el técnico decidió improvisar un centrocampista en Álex Pérez y condenó al equipo.

Cinco minutos después de esa decisión, el Zaragoza se adelantó en el marcador. Lejos de encontrar una respuesta coherente para dar réplica al creciente dominio visitante, el entrenador retiró a Rachid, el único que se había sostenido el pie, el futbolista que dio el mejor pase de la noche, desaprovechado por Carlos Castro, y dejó al Sporting sin ningún centrocampista sobre el césped. Sin ninguna opción de empatar.

Así es como buscó Paco Herrera una solución a la falta de fútbol que ha venido lamentando en el Sporting desde el pasado verano: eliminando los centrocampistas del césped y negándole una oportunidad al mayor talento que tiene ahora mismo el club. Tampoco se entiende su empecinamiento en obviar a Stefan Scepovic, el mejor rematador del Sporting, incluso a la vista de que el equipo se estaba desangrando. Paco Herrera comenzó la temporada aplicando una política de máxima corrección para intentar mantener a todos sus futbolistas contentos. Hace mucho ya que el técnico ha dejado de ser justo y el mayor perjudicado está siendo el Sporting.

Tras la pobre imagen de ayer y la tormenta desatada en la grada, con gritos contra el entrenador, reclamando una reacción al palco y pidiendo su dimisión, parece muy complicado que Paco Herrera alcance el objetivo de resistir hasta la apertura del mercado de invierno. La pelota está ya en el tejado de Javier Fernández y Miguel Torrecilla, pero la situación parece insostenible y se complica con dos nuevas lesiones musculares. El partido ante el Barcelona B marcará el destino inmediato. Si no hay novedades antes.