No comerá el turrón Herrera en el Sporting. Su cese ha sido la crónica de una destitución anunciada y casi obligada. Faltaba tan solo por fijar el día y la hora, aunque muchos tenían clara como fecha límite este jueves, día en el que se celebrará la Junta de accionistas del Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para desgracia de todos los sportinguistas).Tras la derrota en el Miniestadi y más teniendo en cuenta el lamentable espectáculo ofrecido sobre el césped, hubiera sido ya un harakiri en toda regla el que la dirección deportiva del club se hubiese mantenido de brazos cruzados.

Le ha costado horrores a Miguel Torrecilla llevarse por delante al primero de los fichajes que trajo al club, apenas unos días después de su llegada al mismo. El director deportivo nunca ha escondido la amistad que le une con Herrera y seguro que de todos esos fichajes que llegaron al vestuario rojiblanco, era el del técnico catalán en el que más esperanzas tenía depositadas.

Se entiende que no le habrá sido nada fácil por ello tomar la decisión que ha tenido que tomar. Y quién sabe si Torrecilla habrá echado mano de la célebre cita de El Padrino: "no es nada personal; sólo negocios". Porque después de apuntar al entrenador y a los jugadores, el dedo acusador de la afición estaba muy claro a quién podría comenzar a apuntar. Más allá de al que siempre apunta aunque de poco o nada sirva.

Lo que no sabemos aún es a quién le hará Torrecilla una oferta como para no poder rechazar. De momento no podemos decir lo de que a entrenador depuesto, entrenador puesto. Los nombres que han salido a la luz tampoco es que llamen a la ilusión de un sportinguismo necesitado más que nunca de ella. Era tanta la esperanza que se había depositado en este proyecto con Torrecilla y Herrera al frente, que el hecho de que sus sueños de un ascenso ´a lo Levante´ se hayan volatilizado antes ya de concluir la primera vuelta, es difícilmente digerible. Y es que en la situación actual, más de uno firmaría ya con poder disputar el playoff.

Así que todas las dudas ahora, una vez disipada la incógnita del cese de Herrera, se centran en el quién pero también en el qué. Porque con independencia de quien acabe sentándose finalmente en el banquillo, y de si pudieran llegar uno o dos refuerzos, hay otro interrogante que está sobre el tapete rojiblanco: ¿qué cabría esperar de esta plantilla con otro entrenador al mando? Porque que el cese era obligado era sabido por todos. Pero que sea suficiente no está tan claro.

Post Scriptum: en la próxima Junta se espera que una de las preguntas vayan referidas al finiquito de Herrera y si éste pudiera influir en los movimientos en el mercado de invierno.