Una incógnita se cierne sobre el sportinguismo: ¿Cómo es el nuevo entrenador fichado por el club tras la destitución de Paco Herrera? Muchos vieron a aquel jugador que marcó una época en el Valencia formando en el centro del campo junto a David Albelda. Pero su bagaje como entrenador en la élite es escaso. ¿Qué perfil tiene como técnico el "Pipo" Baraja?, se preguntarán muchos sportinguistas.

Quienes le conocen no dudan al formular los primeros adjetivos que se le vienen a la cabeza para hablar de Baraja: "Es un tipo muy legal y serio, extremadamente serio". Su época como jugador en el Valencia -donde militó diez temporadas (2000-2010), logrando dos Ligas, una Copa, una Copa UEFA, una Supercopa de Europa y un subcampeonato en Liga de Campeones- le ha aupado a los altares del valencianismo. Para la afición ché, el vallisoletano es todo un ídolo y sus palabras siempre son muy escuchadas.

Pero también ha pertenecido al Valencia como técnico, faceta para la que recibió una excelente formación. Baraja entrenó en las categorías inferiores del Valencia y tuvo bastante que ver con la explosión de Carlos Soler, una de las grandes joyas actuales del Valencia provenientes de la cantera. Soler venía jugando de delantero desde niño en la cantera valencianista, siendo el máximo goleador con frecuencia. Pero su posición fue retrasándose y pasó a jugar de mediapunta. Pero es Baraja el que lo reconvierte a mediocentro en el equipo juvenil. Entonces, el futbolista explota y termina haciéndose un hueco relevante en el primer equipo. Ahora es una de las mayores esperanzas para el valencianismo.

El "Pipo" Baraja podría servir también como paradigma del carácter castellano. Algo que puede hacer que el vallisoletano se entienda bien con Miguel Torrecilla, director deportivo del Sporting, nacido en Salamanca y que también conjuga en su personalidad las cualidades del carácter castellano. No cabe esperar de Baraja ni verbo florido ni palabras de alta carga emocional.

De hecho, Baraja supone un perfil bien diferente al de Abelardo o, por supuesto, Manolo Preciado. El carácter seco y serio del "Pipo" quizás sea un "handicap" a la hora de transmitir tanto a jugadores como afición. A cambio, su seriedad se torna, a la hora de entrenar, en una cuidada y trabajada faceta táctica, según quienes le conocen.

Baraja es amante del "fútbol-control" y de los equipos construidos desde atrás y la seguridad defensiva. De hecho, achaca su fracaso como entrenador en el Rayo Vallecano al error de tener que asumir como propia la filosofía de juego de Paco Jémez, quien marcó un estilo de juego alegre y alocado en su etapa al frente del conjunto rayista. Un estilo que le pedían mantener en el club pero que no encaja con su idea.

Mejores números mostró con el Elche, su otra gran experiencia como entrenador. Baraja hace buen balance de esta etapa, considera que no había plantilla suficiente como para exigirle el ascenso y acabó en la posición 11ª a siete puntos de los puestos de promoción. Se le ofreció la renovación pero, haciendo gala de su carácter extremadamente serio y castellano, la rechazó asegurando que no estaba del todo convencido de seguir.

Respecto a sus referentes en el banquillo, Baraja se queda con los que coincidió en su mejor etapa en el Valencia. "He tenido la suerte de tener grandes entrenadores, todos te van dejando un poso, te marcan, unos para bien, otros pasan más desapercibidos, otros no coincides con su forma de pensar y demás... Por supuesto, Rafa Benítez es un referente para mí porque sacó mucho rendimiento al equipo. Cúper también fue un grandísimo entrenador, los he tenido de gran nivel... Quique en su momento también hizo que el Valencia CF recuperase su autoestima, con dos años consecutivos de Champions, compitió bien, de Emery con sus características también aprendes cosas de él. En el Atlético también los tuve buenos", confesó en una entrevista a Superdeporte.

También le gusta la filosofía que ha implantado el asturiano Marcelino García Toral en el Valencia, destacando la importancia de "construir un equipo desde atrás". Bajo su punto de vista, el modelo que gusta en Mestalla y que se debe implantar en el conjunto ché pasa por "un equipo rocoso" porque "a la afición no le gusta ganar 4-3, le gusta ganar por encima de todo, pero tienen en la cabeza no encajar goles, ser un bloque fuerte, sólido, si puedes correr las contras, perfecto y cuando haya un córner, que la gente sienta que puede ser gol..."