Los calificativos se agotan para ensalzar su temporada, pero su fútbol no deja de asombrar. Lo que comenzó siendo un sueño lejano, se convirtió ayer en una realidad. El Sporting B ya es líder. Y lo hizo en un partido soñado superando a su antecesor, el Mirandés, y logrando además imponerse en el enfrentamiento particular entre ambos. El equipo de José Alberto López, pese a las numerosas e importantes bajas con las que contaba, dominó todas las facetas y demostró que a estas alturas de la competición, no está ahí por una mera casualidad. El Mirandés puso de su parte, autodisparándose en el pie con la absurda expulsión de Yanis al agredir a Víctor Ruiz tras el tanto del empate. Ahí se allanó el camino para el filial rojiblanco que no lo desaprovechó liderado por un doblete de Isma Cerro y la sentencia de Claudio.

Los rojiblancos tardaron diez minutos en asentarse antes de exponer su fútbol ante los 5500 aficionados que acudieron a respaldarles a El Molinón. Fue trenzar sus acciones y encontrar la claridad hacia la meta de Limones. Hacia ella se marchó en velocidad Isma Cerro. El extremeño se fue al interior, hizo la pared con Claudio y se posicionó para golpear el balón con el exterior para hacer el primer gol de la mañana. El Mirandés disfrutó de una posesión que no le llevaba a buen puerto, con un filial sólido, bien plantado y mostrando unos dotes poco habituales en un equipo con tanta juventud.

Empate y expulsión

Cervero se sacó de la manga una falta al borde del área en la que Romero sacó el guante para superar la barrera y llevar el balón a la red. Y ahí, curiosamente, el Mirandés perdió el partido en el minuto 25. Yanis se enzarza con Víctor Ruiz y le propina un cabezazo que le mandó directamente a la ducha, haciéndole un flaco favor al equipo de Alfaro.

A partir de ahí todo cambió. El filial cogió los mandos y sacó su inesperada veteranía. No solo con el balón, sino también sin él. El Mirandés buscó la compensación con piques en los que no cayó en la trampa el filial. Con el voltaje lanzado por las nubes, los rojiblancos pusieron la pausa para preparar con más atino su estrategia de cara a la segunda mitad.

La vuelta de los vestuarios no fue la esperada, con el cuadro de Miranda de Ebro dando un paso al frente. Pero si algo tiene este filial además de su juego colectivo, son sus chispazos individuales. Isma Cerro pinchó el balón, Limons se equivocó en la salida y el extremeño trató de buscar la portería, pero el balón acabó interceptado por la mano de Kijera dentro del área. El centrocampista rojiblanco lograba su doblete desde el punto de penalti.

Con todo a su favor, los gijoneses comenzaron a disfrutar del partido para sacar su tarro de las esencias. Así fue su tercer gol. Una obra de arte colectiva. Víctor Ruiz desplaza en largo, Álvaro Traver hace lo imposible por alcanzar el balón que se iba por la línea de fondo y su centro preciso lo remata de cabeza Claudio. Tres toques para cruzar todo el campo y acabar situando el 3-1.

Una renta que se pudo incrementar si Bertín hubiese acertado en el mano a mano ante Limones en los mejores momentos del cuadro gijonés, que desarbolaba por completo a un Mirandés que cayó en la impotencia al ver como el liderato se le escapaba de las manos. No en vano, el conjunto de Pablo Alfaro aún finalizaría el encuentro con nueve futbolistas tras una acción en la que Israel Puerto vio la segunda amonestación tras derribar a Claudio.

Con la victoria decidida, los "olés" de la grada presagiaban una gran fiesta sportinguista que el Mirandés trató de deslucir en busca de un tanto que igualase su enfrentamiento directo con el filial (en la ida se impusieron 1-0). Pero el nuevo líder resistió y se llevó su particular triplete: victoria, liderato y gol-average. El Sporting B se ganó la licencia para seguir soñando con todo.