Jony permite creer al Sporting. El empuje del cangués abrió el camino para lograr, ante el Numancia, la quinta victoria consecutiva en casa y cerrar algunas de las heridas abiertas tras la derrota en el derbi. La banda izquierda rojiblanca, elevada a la máxima potencia gracias a un extraordinario Canella, acabó derribando la muralla soriana tras el descanso. Primero, con un rápido saque de banda del cangués que aceleró Rubén García y remató Calavera, y después, con un golazo de Jony que, tras arrancar en tres cuartos de campo, dejó atrás a tres rivales para liquidar con descaro el encuentro y reivindicar que todo es posible todavía.

El Sporting entró el partido con rabia. La intensidad que faltó durante los últimos minutos en el Tartiere apareció desde el inicio para recibir al Numancia. La mostró sin perder el orden. Baraja también enmendó errores. El técnico dio a Rubén García la titularidad por la que esperaba la semana anterior y mandó a Castro a la grada, señalándole días después de enviar al filial a Adri Montoro, otro de los damnificados. El juego entre líneas del valenciano abrió las primeras fisuras, haciendo que las internadas de Jony y Canella se convirtieran en amenazas de derribo. No pagó el Sporting ser un conjunto previsible por volcar continuamente todos sus ataques a la banda izquierda, ni tampoco se puso nervioso por tener que llevar el tempo del partido. El control permitió madurar el encuentro hasta acabar con la fortaleza de Arrasate. Y todo tras contar con poca ayuda desde la banda derecha. La tendencia de Carmona en irse hacia el medio no creó superioridades que la justificasen, ni Calavera, de vuelta tras recuperarse de la lesión muscular que entregó su puesto a Montoro, aprovechó todo lo posible el pasillo aunque acabó encontrando el gol. El mérito del Sporting fue que a pesar de la evidencia de que el Numancia sólo tenía que controlar la banda izquierda rival para acercarse a la victoria, no lo consiguió en los noventa minutos.

Si el protagonismo de Jony salpicó hasta acciones tan sencillas como un saque de banda, tarea que fue una de sus especialidades en sus años en el filial rojiblanco, el Pipo acabó de ganar el partido con el movimiento táctico que supuso la entrada de Hernán Santana. El Sporting creció con el canario y Sergio en el doble pivote, y Bergantiños, por detrás, para que el cangués se lanzara como un cohete para hacer el gol de la jornada. Hay razones para creer.

Como quien no tuviera la conciencia tranquila, los nervios se dejaron ver en las piernas del Sporting desde el inicio. Los rojiblancos cometieron errores de bulto en la entrega que pudieron pagar caros. Fueron también, todos ellos, una consecuencia de tener que asumir la posesión desde el inicio ante un Numancia conocedor de la influencia del resultado de la pasada jornada y que parecía jugar con el tiempo para que la falta de gol trasladara la presión de El Molinón a los locales. Algunos silbidos a la llegada del autocar rojiblanca, y también al inicio del encuentro, pusieron a todos sobre aviso. Estaba claro que era un día en el que no se podía fallar.

Hasta el más seguro durante toda la temporada, Diego Mariño, tembló. Las dudas del vigués para blocar un balón que incluso llegó a botar en el área pequeña antes de caer en sus manos, dieron muestra de los nervios rojiblancos. El paso de los minutos, acechando el área rival en acciones a balón parado y con Santos encadenando remates sin suerte, fruto de las continuas llegadas por la izquierda de Canella y Jony, dieron confianza. Le vino bien al equipo que el colegiado, Pizarro Gómez, empezara a confundirse. Baraja mandó a Mario Cotelo a protestar al cuarto árbitro, se giró hacia la grada reclamando ayuda y el campo rugió. Así llegó la oportunidad más clara de la primera parte. Canella lanzó en profundidad hacia Jony, el cangués recortó y la puso con la derecha a Carmona, y el balear, con todo a su favor, estrelló su cabezazo en el palo. No están siendo sus mejores días.

Cuando más cerca parecía el tanto del Sporting llegaron dos zarpazos visitantes que pudieron cambiar el partido. Primero, tras una pérdida de Guitián, que corrió demasiados riesgos por sacar el balón jugado para agradar en su debut esta temporada, que acabó dejando a Dani Nieto solo ante Mariño, que sacó una gran mano para enmendar el error de su compañero. Después, Manu del Moral puso la réplica al cabezazo de Carmona al estrellar en el palo un centro de Marc Mateu. Quedaba todo por decidir en la segunda parte.

El Sporting golpeó a los cinco minutos de la reanudación para hacer justicia a lo visto sobre el campo. Jony tiró de picardía para sacar de banda rápido y poner en ventaja a Rubén García que levantó la cabeza para encontrar a Calavera en la frontal. El catalán remató como un delantero y un nuevo Sporting apareció para, esta vez sí, gestionar la ventaja. Hubo que sufrir antes otro nuevo susto por otra mala entrega. Calavera regaló un balón en el que Mariño aguantó lo justo a Nacho para evitar el penalti. Un aviso que hizo a Baraja reaccionar. El Pipo sacó a Hernán Santana por un cansado Rubén García y dejó al rival sin soluciones. El canario se puso a la altura de Sergio para comandar la medular y Bergantiños se quedó un paso por detrás para echar una mano a los laterales y a los centrales.

El rácano fútbol de los sorianos se encontró con un Sporting que continuó dominando el centro del campo y ganó en mordiente con la entrada de Nano Mesa. Las bandas ganaron en libertad y Jony y Carmona fueron los que más se aprovecharon de ello. El balear empezó a dar la réplica desde la derecha, y el cangués acabó de tumbar al Numancia con una suficiencia reservada a los elegidos. En busca de consolidar un estilo, Jony mostró una buena versión para que el Sporting sea capaz de levantarse. Toca ganar fuera de casa para volver a mirar a los ojos a los de arriba.