Hacía mucho tiempo que el sportinguismo pedía a gritos una victoria como la que el Sporting consiguió este lunes en El Alcoraz ante el colíder Huesca. Un estadio donde el equipo local no conocía la derrota desde hacía más de un año. Concretamente desde un lejano 2 de febrero del 2017, cuando en la jornada 24 del pasado campeonato, caía en el derbi aragonés ante el Zaragoza por dos tantos a tres.

Tras tres victorias consecutivas y habiéndose metido de nuevo de lleno en los puestos de playoff, llegaba el Sporting a Huesca con la intención de dar ese puñetazo sobre la mesa que tantas veces había intentado dar, pero que siempre por unos motivos u otros, se habían quedado en meros amagos.

No hubo sorpresas de mano en la alineación titular y el ‘Pipo’ optó por el once que estaba más que cantado. Debutaban así Guitián y Juan Rodríguez como pareja de centrales, respondiendo con nota a la responsabilidad que ello suponía.

Claro que todo resulta mucho más sencillo cuando tienes una dupla Jony Santos, cuya velocidad y calidad de conexión dejaría en paños menores a la que pudiese ofrecer cualquier operadora telefónica para navegar por internet.

Fue así Jony, cuando el Huesca intentaba hacerse con el dominio del partido, el que con sus constantes internadas por la banda izquierda, hacía prever lo que podría llegar en cualquier momento.

El Sporting se dejaba casi querer pero sin pasar apenas apuros. Hasta que pasada la media hora de la primera parte, en una de esas acciones del cangués cedido por el Málaga, éste puso un centro envenenado al área al que Santos, el más listo de la clase, agradeció con un certero cabezazo al fondo de las mallas. En ese momento la temperatura en El Alcoraz descendió unos cuantos grados más.

El Huesca acusó el golpe, que se produjo justo cuando los de Rubi más creían tener controlado el pardito. De este modo se llegó al descanso con la sensación de que el mayor peligro que podría llegarle al Sporting pudiera ser en alguna decisión arbitral. Y es que el colegiado gallego durante todo el partido se mostró casero siempre que hubo alguna duda de por medio. O incluso cuando no las había.

Volvió el Sporting tras el descanso con la lección bien aprendida de anteriores encuentros donde parecía salir un tanto aletargado de los vestuarios. E hizo suyo aquello de que “la mejor defensa es un buen ataque”. Lejos así de defender el resultado encerrado en su área, siguió como ya había hecho durante el primer tiempo apretando a su rival en las zonas de creación de juego.

Cierto que una floritura de Jony bien pudo costarle al Sporting un disgusto. Son pequeños pecados que hay que saber perdonarles a los genios. Pero cuando la jugada acabó con el balón estrellándose en el palo, gran parte de la afición sportinguista acabó por convencerse de que el encuentro acabaría cayendo del lado rojiblanco. Y para los que pudieran tener aún dudas, de nuevo Santos, en una jugada de auténtico perro de presa, se encargó de poner el 2-0 en el marcador, al robarle la cartera al lateral oscense y culminar la jugada con un potente derechazo ante el que nada pudo hacer el guardameta local. Corría el minuto 57 y el partido quedaba prácticamente visto para sentencia.

A partir de entonces se vivieron momentos donde se vio cerca el que se pudiese repetir lo sucedido en el último partido en casa ante la Cultural. Y bien pudo ser de no haber fallado Nano Mesa un gol cantado en la enésima asistencia de Jony. El canario había entrado sustituyendo apenas unos minutos antes al bigoleador Santos. Más tarde fue Nacho Méndez quien relevó a Rubén García, siendo Isma López el último en salir, casi ya con el tiempo cumplido, para que de esta manera Jony recibiese la merecida ovación de los sportinguistas presentes en las gradas de El Alcoraz.

El Huesca dispuso aún de otro balón al palo, que con todo hubiese llegado demasiado tarde. Pero mucho mejor el que además de haber logrado la cuarta victoria consecutiva, se haya vuelto a hacer manteniendo la portería a cero. Y por encima de todo, con una imagen que sí es la que debe dar un equipo que quiere optar a lo más alto.

Porque este es sin duda el camino a seguir. Pero que nadie se duerma en los laureles. El Sporting acaba la jornada a cinco puntos del ascenso directo pero con sólo tres de ventaja sobre el séptimo clasificado. Y la próxima jornada como es bien sabido llega el Rayo, líder actual en la clasificación. Un equipo que al contrario de lo que sucedía con el Huesca, sí está en plena racha de buenos resultados.

Así que toca disfrutar esta noche de esta gran victoria pero a partir de mañana mismo, el objetivo no ha de ser otro que doblegar a los madrileños y acercarnos aún más a la cabeza. A por la octava consecutiva en El Molinón. En El Molinón Enrique Castro Quini. El tifo inicial en homenaje al Brujo se puede quedar corto con lo que se podría montar al final del partido de lograr los tres puntos. Es lo que él está esperando desde el cielo.

Post Scriptum: algunos de los que hace pocas semanas se lamentaban por el hecho de que Rubi no hubiese seguido en Gijón, quizás hoy sean los primeros en aplaudir la llegada de Baraja. Nada nuevo bajo el sol, redondo como una pelota de fútbol.