La palabra equipo está muy bien remarcada dentro del Sporting, nuevo campeón del Grupo I de División de Honor juvenil. Cada jugador ha sido vital para alcanzar el título. Las lesiones, ya desde el comienzo de temporada, han hecho que el técnico, Isma Piñera, utilizase a toda su plantilla, incluso ha dado cabida a jugadores que militan en el conjunto de Liga Nacional.

Las claves del éxito de los rojiblancos han residido en una serie de ingredientes indispensables: esfuerzo, humildad, trabajo y solidaridad en el terreno de juego. Control del juego, solidez defensiva, desborde por los extremos y mucha calidad en el remate han sido sus mejores armas para acabar la Liga con 70 puntos y sólo dos derrotas.

A su potencial como bloque se suman las individualidades que han servido para ganar muchos puntos. El equipo de Isma cuenta con una columna vertebral compuesta por las espectaculares intervenciones en la portería de Christian Joel, la solidez defensiva de Miguel Prado, la creatividad en el centro del campo de José Gragera, las llegadas y el talento de Iván Elena, la calidad entre líneas de Pelayo Morilla o el olfato goleador de Dani Sandoval. A ellos se suman piezas como los laterales Pablo y Guille Rosas, con gran proyección ofensiva, la regularidad de Mecerreyes, la contundencia de Juanma o el desborde de Abraham, César y Ferre.

Mirando hacia el futuro, Christian Joel, Miguel, Iván Elena, Sandoval, César, Ferre y Abdullah finalizan su etapa juvenil, pero antes, pelearán por dejar huella en la Copa de Campeones, en la que hoy conocerán a su rival en cuartos de final.