El Sporting entró de la mejor manera a un partido en el que Baraja cumplió con lo previsto. Puso en guardia al rival incluyendo a Jony en la convocatoria, pero quien ocupó el extremo izquierdo fue Isma López. La presencia del navarro se convirtió en la gran novedad junto a la esperada entrada de Sergio y Álex Pérez. Dos piezas importantes, estas últimas, para aguantar el tirón local, por tierra y aire, que sucedería al tanto de Rubén García.

Después de un primer cuarto de hora de imprecisiones por las dos partes, el Valladolid fue tomando el peso del partido ante un Sporting que, como en las últimas dos jornadas, volvió a tener dificultades para defenderse con balón e hilvanar pases. Tampoco el protagonismo blanquivioleta exigió a Mariño. Los ataques pucelanos acababan transformados en saques de esquina o faltas laterales en los que, el Sporting, sí estuvo esta vez fuerte. Especialmente exigido, Federico Barba, el encargado de frenar al "Pichichi" Mata. De hacia dónde se decantara ese duelo dependía, en buena parte, el partido.

Sergio González se removía en el banquillo, intentando abrir las líneas rojiblancas a través del exoviedista Míchel, centrocampista reconvertido en mediapunta para la visita del líder. Aguantó el Sporting hasta el descanso, tiempo en el que Jony se quitó el chándal y empezó a calentar motores. Un disparo de Míchel, tras un mal despeje de Álex Pérez, al inicio de la reanudación, avisó al Pipo de que no podía demorarse en la búsqueda de soluciones. No pasaron diez minutos y Jony ya entraba en el campo en sustitución de Isma López, desubicado tras muchas jornadas lejos del once titular.

Dos chispazos de Jony invitaron a la confianza. Un centro del cangués y un pase entre líneas a Carmona acercó a los rojiblancos al área rival pero se quedaron en eso, en chispazos. El Sporting vivía de su buena presión a la salida de balón rival para intentar tomar aire en forma de contragolpe en medio de un dominio vallisoletano que comenzaba a convertirse en asfixiante. Tanto que puso nervioso a Mariño. El gallego, por primera vez en mucho tiempo, se mostró impreciso en los envíos largos. Fue lo de menos. Enseguida lo enmendó.

Jaime Mata, cansado de buscarle las cosquillas de Barba sin acierto, se empezó a dejar caer por el costado contrario e hizo daño. El máximo goleador de la categoría sacó entonces de la chistera una media vuelta en el área y armó un disparo abajo, envenenado, sólo alcanzable para el mejor portero de la categoría: Mariño. El vigués, como casi siempre, salió al rescate. El chaparrón en el área rojiblanca se tornó entonces en tormenta.

El siguiente envite lo inició Gianniotas. Un centro del griego terminó desviado por la mano de Barba en el área. El penalti se quedó sin señalar y el Sporting salió de otro apuro mientras renunciaba ya al ataque con la entrada de Nacho Méndez por Nano Mesa. El tinerfeño, frustrado tras liderar una gran contra que definió mal y con la que pudo dar la puntilla. Mata se negó entonces a dar por terminado el partido y, tras una gran asistencia de Óscar Plano, sorteó la salida a la desesperada de Mariño. Con el cuero camino al gol del empate, la pierna de Barba surgió casi sobre la línea de canal para mantener a salvo la octava victoria consecutiva. Jony, a la contra, pudo hacer el segundo. No hizo falta. El líder, aunque sufriendo durante casi 88 minutos, continúa intratable.