En la explanada de El Molinón se dejaron ver ayer bufandas, banderas y camisetas rojiblancas. Con una salvedad: ayer no era día de partido en el municipal gijonés. Medio millar de sportinguistas partieron de los aledaños del estadio, en nueve autobuses, rumbo a Valladolid para apoyar al Sporting en el primer encuentro del play-off de ascenso, frente a los pucelanos.

"Firmamos un empate con goles, que la vuelta en casa es muy importante, El Molinón gana partidos", aseguraron Enol, Carlos y Pablo Álvarez, antes de partir en un viaje que "pase lo que pase, merece la pena", como las muchas horas de espera que tuvieron que hacer, turnándose entre ellos, para lograr una de las 551 entradas para el José Zorrilla. Los jóvenes ya habían viajado a Valladolid en el partido correspondiente a la Liga regular. En esta ocasión optaron por viajar en autobús en el que "seguro que iremos cantando y animando, habrá mucho ambiente".

Unos autobuses que sufragó íntegramente el club en un gesto que gustó mucho a la afición sportinguista. "Ya era hora, tenían que haberlo hecho antes. Tienen que cuidar a la afición, que les apoya siempre", analizaron Diego Miguel, Óscar Quiroga y Hugo López, los primeros en conseguir entradas para el encuentro. Los jóvenes eran conscientes de que "es muy importante marcar fuera". La pequeña Naia Gómez, de 6 meses, acudió en los brazos de su madre para despedir a su padre y su tío, David y Nicolás Gómez. "Ella aún no viaja, porque es muy pequeña, pero en cuanto tenga un poco más de uso de razón la haré socia", enfatizó su padre, "¡y si ascendemos, a por el segundo!". Uno de los más optimistas fue Dani González, que firmaba "una victoria por 0-2". El joven tiene claro que "El Molinón tiene que ser una caldera en la vuelta".

Esa es la fórmula a la que se agarran los sportinguistas: hacer valer el gol marcado fuera de casa por Jony y, sobre todo, fiarlo todo a un estadio El Molinón-Enrique Castro, Quini, que tiene que honrar el nombre de El Brujo más que nunca para levantar el duro 3-1 encajado ayer en Zorrilla en un mal partido.