El estadio del Valladolid fue inaugurado a principios de 1982, unos meses antes del Mundial de España. Ese mismo año el Sporting jugó una final de Copa del Rey en el José Zorrilla, y la perdió ante el Madrid. 36 años después el estadio pucelano sigue manteniendo su esencia. Es uno de los pocos estadios españoles que aún conserva el foso que rodea el terreno de juego, y que se utilizaba en su momento para evitar que los espectadores saltasen al campo. Zorrilla es un estadio que ha sufrido leves retoques que le han hecho adaptarse a los nuevos tiempos, pero sigue manteniendo su esencia. Los baños, los accesos, las butacas, las cabinas de radio o el fondo más bajo sin techar le dan un toque vintage.