"¿Por qué me apunté? Porque me hacía mucha ilusión estar aquí". Mateo Riera mira hacia todos los lados con los ojos bien abiertos. Participa por primera vez en el Campus de Mareo. Tiene 9 años, vive en La Rioja y es uno de los 62 niños vinculados a la Escuela de Fútbol de Mareo en Logroño que acapararon ayer el inicio del primer turno de esta 24ª edición de la actividad rojiblanca. A Mateo le viene en la sangre, ya que su padre es de Sama de Langreo. Al resto les acompaña una pasión difícil de explicar. Este año habrá alumnos de hasta catorce países diferentes a lo largo de las siete semanas en las que se extiende el campus.

"Éste es el octavo verano que vengo", detalla Alejandro Reinaldo. Tiene 16 años, por lo que la mitad de las vacaciones de su vida han comenzado en Mareo. "Me gusta el tipo de entrenamientos que hacemos aquí, lo bien que nos llevamos todos...", relata este riojano que juega en el cadete de la Escuela de Fútbol de Mareo en Logroño. "Soy delantero, he hecho 19 goles", añade sin ocultar que "ojalá algún día me fiche el Sporting". Junto a él, Marcos Ochoa saca la maleta del autocar que les ha traído a todos desde La Rioja. "Había ganas ya", comenta. Él suma su séptima edición consecutiva. "Siempre lo pasamos bien. En mi caso puedo actuar como extremo o delantero", deja caer para hacer gala de su polivalencia antes de calzarse las botas y ponerse a disposición de los monitores.

"La Escuela de Fútbol de Mareo en Logroño está formada por unos 250 críos que tenemos repartidos entre nueve equipos. Los que han venido en esta ocasión son nacidos entre 2002 y 2009", explica Íñigo Carpintero, entrenador del infantil del club riojano que está afiliado al Sporting, y monitor del Campus de Mareo durante este primer turno. Él hizo el viaje junto a los niños y es quien se encarga de ir distribuyéndolos en las cabañas habilitadas para los internos, ya que permanecerán en las instalaciones rojiblancas hasta el próximo sábado. Los guajes vuelven a tomar Mareo para hacer del fútbol la mayor diversión veraniega.