La selección francesa se llevó ayer el duelo de los subcampeones de Europa y América al derrotar por 4-3 a Argentina en una exhibición del prodigio Mbappé, autor de dos tantos y una asistencia, y se convirtió en el primer equipo en llegar a cuartos de final del Mundial. El conjunto de Deschamps, acusado por muchos de joven y falto de experiencia, respondió al envite, dio una lección de madurez y superó con todo merecimiento a una Albiceleste plana, sin ideas ni fútbol y dependiente en exceso de un Messi que no apareció y de algún fogonazo de alguna sus estrellas.

En el duelo de Messi contra Griezmann apareció Mbappé. Apenas 13 minutos tardó en dejar su impronta la joya, que recogió un mal control de Banega en el centro del campo, se disfrazó de Ronaldo Nazario, puso la directa y fue zancadilleado dentro del área por Marcos Rojo. Griezmann no falló desde los 11 metros. Francia estaba cómoda y jugaba a lo que jugaba: replegada atrás, dejando el dominio a Argentina y haciendo del contraataque su mejor aliado.

Aparecieron entonces, en el momento justo, las individualidades de los sudamericanos. Antes del descanso Di María rescató a una Argentina claramente inferior cuando todo apuntaba a la ventaja francesa al entretiempo. El "Fideo", con todo el espacio y el tiempo del mundo, recogió, miró y se sacó un zurdazo imperial, imposible para Lloris. Mercado firmó la remontada nada más volver de vestuarios.

La prueba de madurez para los jóvenes franceses era enorme. Y estos respondieron ante la adversidad, se lanzaron a por la victoria y, liderados por un magistral Mbappé, aniquilaron a Argentina con tres goles en 11 minutos: uno de Pavard y dos del propio Mbappé. El Kun Agüero, en el minuto 93, maquilló el resultado que alentó ligeramente a la grada. Demasiado tarde, Francia ya estaba en cuartos.