"Es un chico muy aplicado, con carácter abierto. Siempre entrenaba muy bien y se sacrificaba. Estoy seguro que llegará lejos". Javier Castaño -jugador del Sporting en los 90 y entrenador de Pelayo Morilla en su primer año de cadete- analiza cómo es la última perla de Mareo. En Alcorcón jugó poco más de diez minutos, pero su actuación dejó muy satisfecho al sportinguismo. Junto a André Sousa reactivó al equipo. Pelayo Morilla estuvo incluso a punto de marcar tras una gran jugada personal, en el que fue su debut soñado, con solamente 17 años y 37 días.

Pelayo Morilla ha sido un alumno aventajado desde su llegada en alevines a Mareo procedente del Astur. Siempre fue un paso por delante, en cadetes, por ejemplo, jugó con el primer equipo pese a ser de primer año. "Ponía todas las ganas del mundo, entrenaba muy bien y decía que quería ser futbolista", recuerda Castaño. Al siguiente año ya pasó con el Liga Nacional Juvenil pese a que no le correspondía, y este curso ha llegado a debutar con el primer equipo pese a que es juvenil de segundo año.

Castaño rememora como en cadetes "ya destacaba por el físico y su calidad técnica", unas cualidades que conserva con el paso del tiempo. "El puesto donde mejor se desenvuelve es la banda izquierda, pero también se mueve bien por detrás del delantero. Sus cualidades son su buena llegada, desborde y gol, todo ello sostenido por tener una gran potencia y zancada. Es un jugador muy completo", cuenta su exentrenador.

Morilla, nacido en el año 2000, es el primer jugador de este nuevo siglo que llega al primer equipo del Sporting. Forma parte de una generación muy importante del club rojiblanco, que incluso el año pasado se proclamó subcampeona de España de juveniles. "No sé si Pelayo tiene que tener ya su oportunidad, pero su puesto no está cubierto ahora mismo. Está preparado para jugar, tiene mucho descaro y vienen dos jornadas muy buenas para que las aproveche si les dan oportunidades", explica Castaño.

El canterano ha crecido en Mareo a las órdenes de otros técnicos como Sergio Sánchez, Isma Piñera y José Alberto, antes de llegar al último escalón, el de Rubén Baraja, que el pasado viernes tras citarle reconoció que tiene muchas expectativas puestas en él: "Es un chico que viene con un gran presente y debemos trabajar para que tenga un gran futuro en el Sporting".

Durante la semana, debido a las ausencias por lesión de Robin Lod, Isma Cerro y Traver, el técnico del Sporting probó en varios entrenamientos a Pelayo Morilla junto a los titulares, aunque finalmente fue Pablo Fernández el que ocupó el puesto en la banda izquierda en el once inicial. Pero en el tramo final tuvo su oportunidad, la aprovechó y opositó para que Baraja vuelvan a contar con él en más ocasiones durante esta Liga.