Corría el minuto 70 del partido cuando con 1-2 a su favor en el marcador, Baraja dio entrada a Pedro Díaz en sustitución de Hernán Santana. Fue en ese preciso momento cuando por primera vez en lo que va de temporada, el Sporting volvió a parecerse a aquel añorado Real Sporting de Gijón, plagado siempre de canteranos.

Casualidad o no, esta grata situación a ojos de buena parte del sportinguismo, se produjo en el mismo día en el que se conmemoraba el 40 Aniversario de aquel histórico enfrentamiento en la hoy desaparecida Copa de la UEFA, y que midió al Real Sporting con el poderoso Torino italiano, con el consabido 3-0 para los rojiblancos.

No fue el partido ante el Numancia un encuentro brillante, pero en la Copa con en la rula no preguntan sino apuntan? y se pasa de ronda. Nadie se acordará cuando el bombo decida este mismo viernes el próximo rival del Sporting si los dos primeros goles de los nuestros fueron en propia puerta.

En el fútbol siempre es necesaria cierta dosis de fortuna, especialmente en partidos a cara o cruz. Pero la fortuna como la fama hay que también saber ganársela. Y el Sporting que saltó a Los Pajaritos la buscó en todo momento. Si luego dos lanzamientos envenenados en sendas faltas, acaban topándose con algún rival que hace que el balón finalice en el fondo de la red, el mérito es también de quien supo ´cobrarse´ esa falta y de quien posteriormente la botó con toda la mala leche del mundo.

Ese punto de mala leche, mezcla con descaro y por supuesto aderezada de innata calidad es el que hay que tener para triunfar como futbolista profesional. Y que nada tiene que ver con la edad. Quedó así más que demostrado en la figura de alguno de los jugadores que contra el Numancia disfrutaron de la oportunidad de vestir y honrar la camiseta rojiblanca.

Lo de Pelayo Morilla en concreto se vio en el partido ante el Alcorcón y frente a los rojillos quedó más que patente de nuevo. Con 17 años el guaje no es que haya tirado la puerta abajo para entrar en el once titular: es que la ha hecho saltar por los aires en mil pedazos.

Las rotaciones que para la Copa decidió introducir Baraja con respecto al último partido de Liga en Riazor, sirvieron para dejar patente que esta plantilla tiene fondo de armario, al contrario de lo que sucediera en la temporada pasada, aunque la duda que queda es qué jugadores han de ser considerados como tales.

Sobre el partido en sí mismo, simplemente reflejar que como era previsible el Numancia buscó imponer el factor campo, pero sin conseguir conllevar excesivo peligro para la portería que volvió a defender Mariño (aquí Baraja no consideró oportuno rotar) y para una defensa inédita con Juan Rodríguez, Peybernes y Canella, acompañando a Molinero. Salvo en el gol numantino, la zaga cumplió sobradamente, con una actuación destacable del central francés.

De este modo, el centro del campo formado por Cofie, Hernán Santana y Cristian Salvador fue imponiéndose poco a poco, para que después tanto Álvaro Jiménez por la derecha como especialmente Morilla por la izquierda, sembrasen la inquietud en las gradas locales. Arriba Neftali peleaba por aprovechar esta circunstancia, aunque en algún momento pareció un tanto desubicado a la hora de tirar desmarques en las jugadas de contraataque.

El 0-2 con el que se llegó al descanso quizás fue demasiado premio para los méritos contraídos por los rojiblancos. Pero así es el fútbol. Con el 1-2 marcado cuando sólo habían transcurrido 6 minutos de la reanudación, más de un aficionado sportinguista se temió lo peor. Se equivocó.

Los cambios introducidos por Baraja, con Nacho Méndez por Cofie, Pedro Díaz por Hernán y Pablo Pérez por el protagonista de la noche, Pelayo Morilla, cumplieron con su cometido y el equipo apenas sufrió en los minutos donde se esperaba un ataque sin cuartel del Numancia, que prácticamente no existió.

En definitiva es justo celebrar con moderado optimismo lo visto en Los Pajaritos. La victoria ha de servir para devolver parte de la confianza que pudo perderse con la derrota ante el Dépor. Aunque muy posiblemente en el once que salte este domingo al césped de El Molinón Enrique Castro ´Quini´, repitan pocos de los jugadores que han invitado a otra ronda de Copa al sportinguismo. Si bien hay un nombre que será imposible no tener en la mente cuando se haga pública la alineación.

Ni qué decir que a pesar de tratarse del mismo rival el del domingo será un partido totalmente distinto. Y que la importancia de la Liga está por encima de cualquier otra competición. Lo saben de sobra los jugadores y el cuerpo técnico; y lo sabemos de sobra los aficionados. Pero hasta entonces que nos quiten lo bailao.

Post Scriptum: la Mareona, siempre previsora, aguarda con esperanza e ilusión que el próximo desplazamiento a Pamplona haga olvidar el enorme disgusto producido por el frustrado viaje a La Coruña, donde algunos prefirieron darse mus sin mirar sus cartas.