Seis jornadas. Algo más de un mes de competición. Un punto de los últimos nueve. Lo números del Sporting comienzan a ser preocupantes. Y luego está la aportación que iba a ser diferencial de los delanteros. Uros Djurdjevic, el fichaje más caro de la historia del Sporting (2,5 millones de euros), sigue sin ver puerta. Al serbio tampoco le llegan balones en condiciones como para exigirle más. Se nota que comienza a desesperarse. Ayer se la jugó encarándose con un juez de línea. Alguien debería decirle que ojito, que esto no es Grecia y que los de negro tienen memoria de elefante. Por Blackman habrá que seguir esperando después de jugar ayer sus primeros minutos. Y en la lontananza asoma el debate sobre la planificación deportivo, sobre el plan renove bestial que ha sufrido el equipo tras el que casi no quedó ni el apuntador. ¿Realmente hay mejor equipo que el año pasado? De momento, no parece. Eso, o el problema está en otro lugar. En el de casi siempre.