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El bisturí

El Sporting se gripa, pero al menos reparte alegría por donde va

Los de Baraja defraudan una vez más lejos de El Molinón y hacen vibrar a un modesto como el Rayito

Sí, queda toda una Liga, que en Segunda es toda una vida, pero el Sporting no acaba de dar con la fórmula de la regularidad. Hasta ahora -como la temporada pasada- todo el andamiaje del Sporting se sostiene gracias a su fortaleza en El Molinón. Esto es lo que permitió a los de Baraja hace unos meses meter la cabeza en la promoción de ascenso, en una carrera que estaba destinada a hacerse con uno de los dos puestos de ascenso directo gracias a la reacción del equipo tras la llegada del técnico pucelano. Pero nadie es infalible, y aquella tarde en la visita del Barça B todo se torció. Más que nada porque los rojiblancos fueron incapaces de recuperar lo perdido en El Piles a domicilio. Y esta temporada no ha empezado mucho mejor. Un punto en Alcorcón y luego dos derrotas -con una presencia nula en ataque- ante rivales de postín como el Dépor y el Osasuna. Ayer tocaba un recién llegado a la categoría como el Rayo Majadahonda en un ambiente frío calentado solo por la Mareona, que permanece inasequible al desaliento. El Rayito mostró tener más fútbol que el Sporting durante buena parte del partido, a pesar de que tras el gol de Carmona -el balear poco pudo disfrutar de la dedicatoria de su gol a su padre, recientemente fallecido y a su futuro hijo- se descompuso y los rojiblancos pudieron lograr el empate. Pero ya era tarde, incluso si a un desesperado Mariño le hubieran dejado desde el banquillo subir a rematar el último córner. Y así, los partidos pasan, y todavía nadie puede explicar el por qué los rojiblancos son un día el educado doctor Jekyll y otro el extraño -por decir algo- señor Hyde. Aunque ayer por lo menos alguien fue feliz: el modesto Rayito.

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