Entre pitos del público asistente al estadio El Molinón y gritos de protesta, de los que no se escaparon ninguno de los estamentos del club (jugadores, entrenador y directiva), se marchó el Sporting a vestuarios tras un mal partido en el que, al menos, los de Baraja consiguieron sumar un punto en las postrimerías del encuentro.

El enfado del público vino motivado por un mal partido de los rojiblancos que repitieron en El Molinón los defectos y errores de los que hasta ahora solo adolecía el equipo en sus partidos a domicilio.

Ante un timorato Reus Deportiu que solo buscó dormir el partido y dejar pasar lo minutos en busca de alguna ocasión aislada a la contra, los gijoneses no tuvieron demasiados recursos para encontrar la puerta de Edgar Badía.

Solo Álvaro Jiménez en la primera mitad pareció tener las ideas lo suficientemente claras para encarar a su par y centrar en varias ocasiones con peligro buscando el remate de los delanteros.

Djurdjevic sigue negado cara a puerta e incluso cuando mediada la primara parte remató de forma perfecta con la cabeza un centro lateral, apareció Badía para evitar el tanto con una gran estirada.

Varón Aceitón se erigió en protagonista del partido poco antes del descanso. Primero anulando el tanto del Sporting tras consultar con el juez de línea. Djurdjevic intentó rematar con la mano un balón al área. Finalmente parece que terminó por tocar con el brazo o, al menos, así lo estimó el juez línea.

Poco después, el árbitro se inventó un penalti por mano de Pereira que había despejado la pelota claramente con la cabeza. Uros Djurdjevic se encargó de ejecutar el penalti pero Edgar Badía adivinó sus intenciones desviando su disparo.

No reaccionó el Sporting tras el paso de vestuarios. La iniciativa era completamente suya puesto que el Reus permanecía replegado pero los catalanes cada vez se sentían más cómodos.

Pronto comenzaron los pitos del público cuando el técnico sustituyó a Álvaro Jiménez para introducir a Neftali.

Avisó el Reus en una contra de Alfred Planas poco antes del gol de los visitantes. Balón a la espalda de la defensa que controla Linares, avanza unos metros para superar finalmente a Mariño por el primer palo con su disparo.

De aquí al final, el Sporting encerró a los visitantes en su área. A base de centros laterales y saques de esquina los gijoneses bombardeaban el área de Badía pero sin apenas remates peligrosos.

Solo Djurdjevic estuvo a punto de lograrlo en un remate a la media vuelta que sacó el meta con el pie.

Cuando estaba a punto de finalizar el encuentro, el colegiado estimó como penalti un ligero empujón sobre Neftali que, esta vez, Carmona se encargó de transformar justo antes del pitido final.

El empate no apaciguó el enfado de los aficionados que explotaron tras el pitido final expresándolo a través de una gran bronca final contra los dirigntes, entrenador y jugadores del Sporting.

El equipo asturiano tratará de revertir la situación el próximo domingo a las 20:30h en el Ramón de Carranza donde se enfrentará al Cádiz CF.