El mejor Sporting de la historia, de finales de los setenta y principios de los ochenta, se quedó con la miel de los labios de no ganar un título de Copa (jugaron dos finales) y otro de Liga, con el injusto subcampeonato en un año en el que los árbitros penalizaron el buen juego de los rojiblancos. Aquel Sporting de los Quini, Ferrero, Joaquín, Cundi o Redondo pudo llevarse al menos un consuelo, al ganar el histórico y prestigioso Trofeo Carranza en el verano de 1984 ante el Athletic de Bilbao en la final. Pero hasta esa alegría tuvo su sabor amargo, porque el Sporting no fue invitado al año siguiente para participar y defender el título como era costumbre en la época.

En ese partido, el Sporting de Novoa jugó con Ablanedo; Redondo, Maceda, Mino, Pereda; Joaquín, Jiménez, David, Mesa; Eloy y Nacho. Tocornal sustituyó a David a los 19 minutos y Zurdi a Nacho a falta de seis para el final. El gol rojiblanco ese día fue obra de Tocornal en el minuto 69 del partido, con un cabezazo después de un asistencia de Nacho. En el Athletic de Bilbao Clemente alineó en esa final en el campo del Cádiz a Zubizarreta; Núñez, Andrinúa, Liceranzu, De la Fuente Aspiazu, Elguezábal. Sola; Murúa, Sarabia y Arrien.

La crónica del partido de LA NUEVA ESPAÑA de aquel día destaca que el Sporting fue "justo vencedor" y que el triunfo se debió a que "los rojiblancos estuvieron serenos y con un perfecto esquema para superar al Athletic". Eso sí, era verano y el equipo de Novoa aún se encontraba en fase de rodaje y el Sporting, según la crónica, "no fue capaz de engarzar un fútbol de mucha calidad porque cometió demasiadas imprecisiones en los pases y en el remate".

Era solo verano, pero ese triunfo levantaba el ánimo y la ilusión en el entorno rojiblanco. "Estamos capacitados para codearnos con cualquiera", señaló Novoa tras el partido, quien también pedía calma: "Hay que mantener la serenidad y los pies en la tierra". Esa temporada el Sporting finalizó la Liga en cuarta posición, con 41 puntos, los mismos que el Athletic de Bilbao, que fue tercero, y a solo dos del Atlético, segundo.

En medio de la celebración por el prestigioso triunfo, LA NUEVA ESPAÑA también se hacía eco de la delicada situación económica que atravesaba el club. El Sporting había reconocido que tenía una deuda de 378 millones de pesetas (2,2 millones de euros), pero la directiva del club negaba que se encontrasen en proceso de suspensión de pagos. También el final de verano se presentaba convulso a nivel nacional, ya que no existía un acuerdo para que los partidos de fútbol fuesen televisados. "Se nos pedía una reducción del 30% en el dinero a recibir y eso era inadmisible", apuntó entonces Manuel Vega-Arango, presidente del Sporting.