El primero en salir y el último en abandonar el campo. Rubén Baraja reapareció ayer en Mareo tras dos días en los que ha estado más fuera que dentro en su cargo como entrenador del Sporting. El Pipo, ratificado por Miguel Torrecilla, director deportivo, hasta ver "lo que muestre el equipo" este domingo ante el Málaga, quiso dar normalidad a una situación rodeada de tensión. El vallisoletano, tan enérgico como siempre, mantuvo el protocolo habitual, con protagonismo de sus auxiliares en la primera parte del trabajo, para tomar después el mando en los ejercicios con balón. Ahí pidió más atrevimiento a sus futbolistas para asumir un mayor protagonismo en el juego. "Hay que ir de verdad y jugar más en campo rival. Eso nos dará la posibilidad de marcar", reclamó.

Poco más de una decena de espectadores esperaron la salida del Sporting al campo número 2 de Mareo en el día después de la ratificación de Rubén Baraja como entrenador rojiblanco. El primero en aparecer fue el Pipo, seguido de sus dos auxiliares, José Ramón Rodríguez, segundo entrenador y Manu Poblaciones, preparador físico. En medio del silencio, un pequeño cartel: "Torrecilla, dimisión". Fue el único reproche que tuvo que sufrir el técnico y, en este caso, el director deportivo, al que no se le vio durante la mañana por las instalaciones rojiblancas.

La situación no ha llevado a que Baraja cambie ni el método ni su forma de aplicarlo. Las primeras órdenes a los jugadores llegaron por boca de Manu Poblaciones, responsable de dirigir el calentamiento. A continuación, José Ramón Rodríguez se sumó para explicar a los futbolistas los detalles de un ejercicio con balón en dimensiones reducidas. Baraja, con manos a la espalda o brazos cruzados, observó a cada grupo. A un lado, Diego Tuero, entrenador de porteros, empezó a trabajar con Diego Mariño y Christian Joel.

El inicio de os partidillos que protagonizaron la sesión sacaron el lado combativo de Baraja. El mismo que, como en otras semanas, por ejemplo, capitanea el momento justo en el que los jugadores deben iniciar la presión a la salida de balón rival. "Voy", gritó para alertar de ese instante en el que pide que los jugadores se vuelquen para tratar de robar el balón en posiciones adelantadas.

"Ellos nos van a dejar salir jugando desde atrás", comentó a sus futbolistas sobre una de las características del Málaga. "Hay que ganar altura con los laterales", reclamó, poco después, durante el espacio en el que se concentró en concretar detalles del aspecto ofensivo. Ahí estuvo su principal batalla. No hizo, sin embargo, grandes cambios en ejercicios ya desplegados semanas atrás. Baraja sigue fiel a sí mismo, a la espera de que su petición de atrevimiento y balón cale sobre el campo.