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Del IKEA al fútbol profesional en dos años: así es José Alberto

El nuevo entrenador rojiblanco llegó a Mareo en 2007 como apoyo del campus de verano

José Alberto, ayer, en el partido del Sporting B. LOF

Le van los retos, mucho más si tienen que ver con el fútbol. José Alberto López Menéndez (Oviedo, 21-5-1982) asume el desafío de levantar a un Sporting con una herida profunda. El hijo de Marifé y Alberto ha hecho méritos para encontrar esta oportunidad a golpe de triunfos en Tercera y Segunda División B. Y eso que descubrió la vocación de entrenar casi por obligación. Un brote reumático le hizo colgar las botas con 20 años y la necesidad de seguir ligado a la pelota le llevó a los banquillos.

Antes había jugado en el Oviedo, desde alevines hasta cadetes. Pudo ser oviedista, como sus dos hermanos, pero eligió el sportinguismo gracias a la pasión de su padre por Quini y al alma rojiblanca de sus abuelos maternos. Si cree en algo, no duda en llevar la contraria a quien se ponga por delante. José Alberto es peleón por naturaleza y acaba de ganar su partido más difícil, el de convencer al director deportivo.

Hace poco más de dos años, José Alberto estaba trabajando en Ikea, una conocida cadena de muebles de una firma sueca. Pidió entonces una excedencia. El Sporting le había vuelto a llamar y no podía negarse. Después de su exitoso paso por un Covadonga al que resucitó en Tercera División hasta el punto de pasar de la zona de descenso a dejarlo a un punto de disputar la promoción de ascenso a Segunda B, la propuesta del club rojiblanco fue la de hacerse cargo del Sporting B en Tercera División e intentar el ascenso. José volvió a Mareo para llevar al filial a Segunda B ese mismo año, y al siguiente, colocarlo segundo en la división de bronce. Un meteórico crecimiento que le ha servido para alcanzar eso que él mismo definió en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA hace un año: "Mi sueño, como el de cualquier chaval de Mareo, es el de llegar algún día al primer equipo del Sporting".

El nuevo entrenador del Sporting creció en el otro polo futbolístico de la Asturias rojiblanca, Oviedo. Alberto, su padre, nació en León y llegó a la región para trabajar en la Química del Nalón, en Trubia. Marifé, su madre, cambió Grado por la capital del Principado para formar una familia al mismo tiempo que regentaba una peluquería. El espíritu trabajador caló pronto en Aurelio, José y Dani, los tres hijos del matrimonio, por ese orden. El fútbol llenaba los ratos libres. En especial, los de José y Dani. Dieron sus primeras patadas al balón en el Estadio, y de ahí llegó al Astur. El pequeño de la familia, ahora jugador del Langreo, llamó entonces la atención del Oviedo. El padre dijo que o fichaban a sus dos hijos, o a ninguno. José inició así su etapa en El Requexón. Primero como central. Luego como lateral derecho. Le siguió una nueva etapa en el Estadio para continuar en el Veriña. Allí, en juveniles, le vio José Fernández "El Negro", ojeador del Sporting. Le quiso fichar para Mareo pero terminó llevándoselo a Avilés, el mismo destino que siguió, ese mismo verano, "El Negro".

Tras completar en Avilés su etapa juvenil, José Alberto debutó como jugador de Tercera División en el San Lázaro. Ahí empezaron unos problemas físicos que le hicieron abandonar el fútbol tras pasar por varias consultas médicas. Ya había comenzado a entrenar niños pequeños en el Astur, y se centró en sacar los títulos de entrenador sin descuidar la formación académica que le exigían en casa. Empezó Empresariales, pero no acabó de cogerle el gusto a los números. Amante de la formación, cursó la matrícula de Pedagogía y, tras el primer ciclo, dio el salto a Magisterio, por Educación Especial, título del que se siente orgulloso. Paralelamente, en la temporada 2007-08, Gerardo Fraile le llamó para participar como uno de los entrenadores de apoyo del Campus de Mareo. Al año siguiente, Pernía le volvió a llamar y a continuación, Emilio de Dios, entonces director deportivo, le incorporó ya definitivamente como técnico de las categorías inferiores. Pocos imaginaban que, en menos de diez años, se convertiría en técnico del primer equipo.

Laura Llavona, su mujer, se ha convertido en uno de los principales apoyos para que José Alberto alcance sus metas en el fútbol. Junto a ella ha formado una familia en La Fresneda, Siero. Son padres de dos niños, Carmen y Javi, de 6 y 3 años. Los pequeños han heredado la pasión por el fútbol. Es habitual verles en Mareo animando en cada partido. Ahora, "el pitufín" y "la princesa" serán dos gargantas más en El Molinón para que el Sporting vuelva a disfrutar de victorias de la mano de su padre.

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