"Me encantaría retirarme en el Sporting de Gijón. Estuve seis años, llevo hasta el escudo tatuado. Fue algo que está marcado en mi vida deportiva. Fueron muy buenos momentos". Palabra de David Barral. El delantero gaditano, que a sus 35 años acaba de dejar el Tokushima Vortis de la Segunda División japonesa, no vería con malos ojos colgar las botas iniciando una segunda etapa en el club rojiblanco, donde llegó procedente del Castilla de la mano de Emilio de Dios y Manuel Preciado en el verano de 2006. Barral defendió el escudo del Sporting, el mismo que lleva tatuado, hasta 2012, cuando, tras el descenso del Sporting a Segunda, fue traspasado por unos 2 millones de euros al Orduspor turco, que finalmente no fueron abonados.

Barral quiere seguir jugando al fútbol de primer nivel porque considera que "estoy bien físicamente, estoy en forma. Soy de los que más corre en el campo. Ojalá pronto llegue un nuevo equipo". En un reportaje emitido por Movistar, Barral explica que "se me presentó la oportunidad de jugar en Japón porque el entrenador del Tokushima Vortis se puso en contacto conmigo. Necesitaban gol allí en Japón y estaba dispuesto. Fui valiente, lo acepté y me ha ido muy bien". Y prosigue: "El esfuerzo es muy grande, el cambio de país para un futbolista que está acostumbrado a la metodología española es complicado. La estancia en Japón ha sido dura porque no tenía la atmósfera que tenía en España no la tenía allí, eso de tener a tus hijos al lado, de ir con ellos al parque, a un centro comercial. Es lo que más echado de menos".

Barral admite que le costó adaptarse al estilo de vida nipón: "Es difícil, la cultura es totalmente diferente, los horarios, la comida. Pero me atrajo la idea y la he disfrutado. Japón es un país para tener una buena experiencia". Y añade: "La mejor anécdota fueron los cuatro goles que marqué en un partido. La gente se volvió loca. Fue la primera vez que un futbolista hacía cuatro goles y me llevé una buena sorpresa por parte del club y de la afición porque recibieron esos cuatro goles como oro. En el poco tiempo que estuve me han tenido mucho cariño, muy aprecio; han valorado el esfuerzo que hice".