Pasan las semanas y no hay manera. Los delanteros del Sporting no han salido de la cola del Registro Civil para anular su divorcio con el gol. Ayer JA optó, como hace una semana ante el Mallorca, jugar con dos puntas. Blackman estuvo desparecido en combate: dejó un par de detalles -muchos menos que en jornadas anteriores- y reclamó un penalti que no pareció en los primeros minutos del choque ante el Lugo. Luego está el caso de Djurdjevic. El serbio no se guarda nada. Si fuera por trabajo, por kilómetros recorridos, por fajarse con los centrales rivales, por enfadarse con los árbitros... sería el MVP de todos los partidos. Sin duda. Pero los delanteros necesitan algo más, no hace falta tener el curso de entrenador para saberlo. El gol, tanto desde Serbia como desde Inglaterra, no acaba de llegar. Y así será complicado sumar de tres en tres para recuperar el paso con los de arriba. ¿Habrá que pedir ayuda a los Reyes Magos?
Los mitos son forjados por el pueblo y luego mantenidos y fomentados por los de arriba. El de Quini nació gracias a los goles y la bonhomía del "9" de todos los "9", lo que le trajo el cariño de la grada. Ayer en Lugo el Brujo estuvo presente desde el recuerdo de la grada con el "¡Ahora, Quini, ahora!", al autobús del equipo con el "Siempre Quini", a las camisetas de homenaje que lucieron los jugadores. Todo un éxito de marketing.
