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Aitor García rompió el partido desde la banda izquierda

A la izquierda, un remate de Djurdjevic en el primer tiempo salvado por Casto; a la derecha, Álex Alegría se incorpora a la piña de jugadores que celebran el 0-3; debajo, Nacho Méndez, al final del partido. LOF

La revolución sólo alcanzó un tercio. José Alberto dejó a dos de los tres fichajes en el banquillo. Aitor García fue el primero en debutar como titular, sucediendo en el extremo izquierdo a Álvaro Jiménez. Las novedades se ampliaron al centro del campo, con Nacho Méndez en el sitio de Hernán Santana. La aparición del luanquín no desatascó el juego de los rojiblancos, ayer de verde, en unos primeros 45 minutos de muchas dudas. Espesos e incómodos desde el inicio, la lentitud tanto en la circulación como en el repliegue de unos y otros mostró un partido sin dueño y propenso a sacar más tajada del error rival que del acierto propio.

En esa tónica discurrían los minutos con Cristian Salvador asomando para cazar rebotes en el medio, a costa de que el cuero apenas le durara a Nacho Méndez y a Sousa. El Sporting quería sacarla jugada, pero se cortocircuitaba a pesar de los prometedores chispazos de Aitor García desde la izquierda. Fue una de las internadas del onubense la que trajo la primera ocasión, con un centro al área que Carmona cruzó en exceso. La falta de continuidad dio alas a los visitantes. Asomaban entonces los problemas de Babin con Perea y Ortuño. Mala señal. Los de Rodri contestaron con un cabezazo de Borja Granero, reconvertido a central, que se estrelló en el larguero.

Sin juego en el centro del campo, la siguiente ocasión del Sporting tuvo que llegar con un contragolpe gracias a un largo y medido envío de Mariño a Djurdjevic. El portero asistió al delantero hasta el punto de hacerle plantarse ante Casto, uno de los doce refuerzos invernales de los locales. El meta repelió el disparo abajo del serbio. El protagonismo volvió pronto a la portería visitante. Mariño sacó entonces una extraordinaria mano a una chilena de Ortuño ante Babin que se colaba.

El paso por vestuarios cambió a un Sporting que, poco a poco, fue aumentando la velocidad de balón y encontrando ocasiones. Carmona enmendó los fallidos saques de esquina previos para acariciar el gol olímpico con un envío que se estrelló en el mismo larguero que antes negó el tanto al Extremadura. Sousa, errático en el pase, cazó el rechace en una de sus especialidades, el disparo a media distancia. Su buen zurdazo en la frontal acabó atajado por un brillante Casto. No dio tregua el conjunto de José Alberto. Canella, por dos veces, también la tuvo tras una buena llegada de Djurdjevic desde la derecha. Fue el preludio del gol.

El tanto llegó por donde tantas veces lo intentó el Sporting la primera parte, la banda de Aitor García. El andaluz, decidido, encaró a Aitor, armó el exterior para centrar por delante de la zaga local, y se topó con que su envío rozó en el de Valdepares, tomó altura, y se coló por el segundo palo defendido por Casto. Empezó entonces otro encuentro. El Extremadura se fue a por el empate y José Alberto, a por el segundo, llamando a Álex Alegría. El extremeño, que entró por el goleador del encuentro y se llevó una gran pitada por no haber fichado en enero por el club de su tierra, acompañó a Djurdjevic en la delantera a costa de perder un hombre en el centro. El recién incorporado Hernán formó con Cristian Salvador en la medular y Nacho Méndez se fue a la banda izquierda. El Sporting disfrutó entonces de más espacios y de más balón para acabar de resolver. Maduró de banda derecha a izquierda la jugada que dio el segundo, en una bonita combinación por extensión y número de jugadores que intervinieron, impulsada por la fortuna de Nacho Méndez para salir favorecido del bote final del balón antes de asistir para que Djurdjevic fusilara. El tercero encumbró al serbio, previo pase de nuevo del de Luanco, para relanzar a un Sporting que tendrá ante Osasuna una oportunidad para demostrar que, como sucedió en Almendralejo, ha despertado a tiempo.

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