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La huella que dejó Quini

El Brujo pone nombre a El Molinón, donde tendrá su museo, y con su hermano Jesús a un parque en Gijón y a los campos de La Toba en Avilés - "Valores como el esfuerzo o la humildad le hacen inigualable", destaca Javier Gómez, director de la Fundación Hermanos Castro

En medio, Quini, junto a su esposa, en la inauguración del parque Hermanos Castro, en 2008. MARCOS LEÓN

"Alrededor de Quini todo lo que se haga funciona". Habla Alberto Estrada, uno de los impulsores de la Fundación Hermanos Castro, amigo de Quini, y que puso su grano de arena para que su legado sea eterno. Solo ha pasado un año de su muerte, pero su huella ya es inmensa en Gijón, y también en Avilés, la ciudad en la que creció. A escasos metros de El Molinón, solo separado por el río Piles, el parque inglés de Gijón fue rebautizado en 2008 como parque Hermanos Castro, en un homenaje al Brujo y también a su hermano Jesús Castro.

Una década después, El Molinón, el estadio más antiguo de España, lleva acompañado su nombre. En los bajos del estadio se abrirá próximamente un museo para recordar su trayectoria. La puerta 1 está dedicada a su hermano Jesús y la 9 fue el lugar de culto elegido por la afición para honrar su memoria e instalar un altar tras su muerte. Y en Avilés, el complejo de deportivo de La Toba ha tomado el nombre de los Hermanos Castro. Una lista que demuestra el impacto que El Brujo y su hermano han tenido el mundo del fútbol. Y también a nivel social. "Todos los reconocimientos no dejan de mostrar la trayectoria deportiva y humana de una persona como Quini. Pero el mayor valor para él, y toda su familia, es el reconocimiento de la gente de la calle", explica Javier Gómez, actual director de la Fundación Hermanos Castro. "El reconocimiento de las personas es el mejor legado. El gran premio que se lleva su familia es que Quini haya llegado a los corazones de todas las personas que conoció, y que nadie pueda hablar mal de él", añade.

No habían transcurrido ni un par de horas cuando se conoció la noticia de su muerte, y El Molinón ya comenzaba a ser un lugar de culto para El Brujo. De forma espontánea comenzó a instalarse un altar en su recuerdo en la puerta 9, la de su número, el que lució en tantos partidos con la camiseta del Sporting en los que se hartó de marcar goles. Bufandas, camisetas, fotografías, velas?. Todo el mundo quiso vincular ese espacio a Quini, para que permaneciese eterno en El Molinón. Pero para El Brujo estaba reservado un espacio aún mayor. De urgencia, los grupos municipales del Ayuntamiento de Gijón se reunieron para aprobar que el estadio pasase a llamarse El Molinón-Enrique Castro Quini.

El cambio de nombre del estadio fue aprobado por unanimidad. Tuvo una gran aceptación, pero también alguna voz discordante. Como la de Alberto Estrada. "A él no le hubiera gustado que le pusiesen el nombre del estadio. Estaría feliz con la puerta 9", destaca. Aunque pocos días después se hacía efectivo el cambio, con la nueva rotulación, que dejaba constancia de que el estadio rojiblanco ya era también el campo de Quini. Una medida parecida se adoptó en Avilés, donde el Consistorio de la ciudad también aprobó la medida de que el complejo deportivo de Las Tobas fuese el de los Hermanos Castro. Porque tanto él como su hermano Jesús, fallecido en la playa de Pechón cuando intentaba rescatar a dos niños para que no se ahogasen, habían crecido y dejado huella en el barrio de Llaranes.

Y ahora el recuerdo de Quini dará un paso más, con la apertura próximamente de su museo en El Molinón, un espacio en el que se podrán contemplar todos los detalles de su trayectoria futbolística. "Ese era su gran sueño, que toda su historia deportiva y humana la pudiese ver la gente. Ese espacio de El Molinón lo va a mostrar", resalta Gómez antes de matizar que "la única pega es que Quini en vida no haya llegado a poder hacer realidad este sueño". El museo es la culminación de un trabajo que inició junto a otro grupo de amigos Alberto Estrada. "Siempre recordará que ni el mismo Quini sabía quién era ni lo que significa. Cuando empezamos a recopilar de casa de su madre todo lo que tenía nos dijo: '¿Y todo esto lo gané yo?' Se quedó muy impactado. Clasificamos unos 10.000 objetos, con unas 7.000 fotos y 3.000 objetos más entre camisetas, medias o pins".

Su nombre ha dejado huella por Asturias, en su Gijón y su Avilés, las dos ciudades donde El Brujo hizo vida. Pero su legado es intangible, porque transciende más allá de lo deportivo. "A pesar de ser un enorme deportista ha trasladado una gran cantidad de valores, como el esfuerzo, la humildad y ayudar a los demás. Eso es lo que ha hecho inigualable a Quini", resalta Javier Gómez. "Era una persona capaz de construir sonrisas incluso en los momentos malos", concluye.

El minuto 9

Como cuando era jugador, y había una ocasión de peligro en la que podía marcar, El Molinón entona ahora en el minuto 9 de cada partido el grito "Ahora, Quini, ahora". Una tradición que se repite partido tras partido, juegue en casa o fuera el Sporting. Con mayor o menor intensidad, pero siempre la afición rojiblanca acude a su recuerdo. Aunque Alberto Estrada es de los que teme que pueda desaparecer. "Es algo difícil. Estando como está el equipo, la afición no tiene ganas de aplaudir. Es normal que a veces pase algo desapercibido el minuto 9", señala. Por eso es partidario de que se puedan estudiar otras medidas. "Igual es mejor hacerlo cuando el himno o que se aplauda simplemente en vez de cantar", reflexiona antes de añadir por último dos propuestas para honrar la memoria de El Brujo: "Casi valdría más retirar el dorsal 9 directamente, o que se ponga la escultura de la volea de Quini junto a la puerta 9 de El Molinón. Sería un gran homenaje".

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