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Estímulo rojiblanco para una esgrimista gallega gravemente lesionada

Judith Rodríguez, seguidora del Sporting, supera la amputación parcial de una pierna que sufrió en un accidente de tráfico

Judith Rodríguez, en una sesión de rehabilitación. J.R.

La vida le ha golpeado muy duro a sus 23 años. Judith Rodríguez acababa de cumplir la mayoría de edad cuando perdió a su madre, María Menéndez, por culpa de un cáncer que "se la llevó en tres meses". Ella, la segunda de cinco hermanos y una de las tiradoras de esgrima más prometedoras de España, siguió adelante hasta que un accidente de tráfico, hace un año, mientras volvía junto a su padre de un campeonato, le arrebató parte de su pierna derecha y casi la vida. El Sporting, siempre presente como pasión heredada de los genes gijoneses de su madre, apareció entonces en la habitación del hospital Povisa de Vigo, ciudad en la que nació y reside. Fue en forma de camiseta firmada por la plantilla rojiblanca y de un vídeo con palabras de ánimo de Carlos Castro. Ahora, Judith recuerda ese día como una de las claves de su recuperación.

"El accidente fue el mismo día en el que el Sporting jugaba la vuelta de la promoción de ascenso, ante el Valladolid. Había quedado con mis amigos para ver el partido por la tele, en Vigo. No pudo ser", recuerda Judith. Esta joven viguesa regresaba de disputar el Nacional de esgrima, con sede en Madrid, en el que acababa de proclamarse subcampeona de España por equipos. A la altura de la provincia de Segovia, el coche, conducido por su padre y en el que también viajaba su compañera Xiana Pérez, volcó siendo Judith la peor parada. "Me desangraba y ahí, cuando has estado a punto de morir, te das cuenta del valor de vivir al máximo cada día", subraya.

Ha pasado cinco operaciones, tres de ellas dobles. A la amputación parcial de su pierna derecha hay que añadir los problemas que continúan en el codo de un brazo derecho "que no acaba de doblar". Judith, con una sonrisa que subraya su carácter optimista, ha ganado el reto de quienes veían complicado que pudiera utilizar una prótesis tras apostar "por salvar la rodilla". Muchas horas de fisioterapia, de piscina y gimnasio, con las ganas de volver a coger el florete, pero sin opción a competir. Duro peaje para quien cuenta en su palmarés con un subcampeonato nacional absoluto; cuatro campeonatos de España por equipos y suma varias presencias internacionales en Europeos y Mundiales. En alguno de sus muchos podios le acompañó la camiseta del Sporting. Incluso compitió con ella bajo su uniforme. "Hay esgrima adaptado, pero puede que ahora tenga que dedicarme a otro deporte", reconoce. Lo que más rabia le da es no poder seguir como monitora de este deporte. En especial, porque hasta el accidente era la maestra de Piero, de 8 años, el único niño y el más pequeño de los cinco hermanos (Cynthia, Judith, Malena y Noega, por este orden, completan la saga).

"Hay días que te vienes abajo", admite antes de volver a situar al Sporting como uno de los elementos de apoyo. "He seguido viendo cada partido, estoy muy metida en lo que hace el equipo. Son capaces de lo mejor y de lo peor. Te fastidias cuando pierden, sonríes con las victorias... La cosa va regular ahora, pero confío en que puedan llegar a la promoción. El Sporting me ha permitido seguir vinculada al deporte en estos últimos meses", resume. Su siguiente meta es volver a El Molinón tras aquella fatídica tarde en la que la vida le retó en Segovia. Seguramente lo cumplirá en el duelo ante el Granada. "Y como siempre digo, si te puedes reír, hay que seguir adelante", concluye Judith como filosofía para el deporte y la vida.

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