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La ventana del peñista

Tomás, el sportinguista del aeropuerto de Asturias

"En madreñes y con boina, ganen o pierdan", dice este seguidor de Castrillón tras una década recibiendo al equipo en los viajes

Tomás, el sportinguista del aeropuerto de Asturias

El Sporting sabe desde hace algo más de una década que en cada uno de sus viajes con parada en el aeropuerto de Asturias, "en madreñes y con boina, ganen o pierdan", estará esperándoles Tomás García (Bañugues, Gozón, 31-7-1956). Sólo hubo un paréntesis en la apasionada rutina de este vecino de Castrillón. Sucedió hace dos años, cuando las complicaciones de una neumonía le afectaron al cerebelo, derivando en un problema de movilidad que le hace ahora tener que depender de una silla de ruedas. Un imparable sportinguismo y la mano fiel de su mujer, Benigna Rodríguez, le mantienen en una labor convertida casi en tradición dentro de la expedición rojiblanca y asumida por el protagonista como una tarea que "tengo que estar muertu pa no cumplirla".

"¿De dónde me viene lo de ser del Sporting? Desde guaje, de mi padre, que también se llamaba Tomás. Mi suegru también era del Sporting. Y la mi muyer. Ella es de San Jorge de Heres ¿No sabes? Si ho, ye donde se casó Quini. El cura de allí, don Joaquín, era familia de la muyer de Castro", explica este contramaestre en la marina mercante, ya jubilado. Todo en la vida de Tomás García guarda vínculo, de una u otra manera, con el Sporting. Y si no, se lo busca. Lleva con orgullo una boina con un gran escudo del Sporting que no se la quita "ni en la consulta del médico". A esto le sumó el colorido rojiblanco de unas madreñas convertidas, algunas de ellas, en tesoros. No sólo por el valor artesanal de piezas pintadas por su propio hermano. En una vitrina de su domicilio descansan las que, en su día, le firmó Quini. "Esas son una joya", asegura.

"Lo de empezar a ir al aeropuerto no sé cómo se ocurrió. Comenzó cuando Preciado. A la tercera o cuarta vez seguida que me vieron, se acercaron Manuel Vega-Arango (expresidente) y Alfredo García Amado (exdirector general). 'Ojalá hubiera 20.000 como tú', recuerdo que me dijo Vega-Arango. Incluso me invitó, otro día, a ir al palco. No quise. Tampoco era la cosa pa tanto. Siempre me trataron muy bien todos. Directivos, técnicos y jugadores. Les estoy muy agradecido", explica Tomás sobre los inicios de sus presencias en las puertas de la terminal de Santiago del Monte. "Cuando van bien las cosas va mucha gente también, pero cuando se pierde, no hay nadie. Lo mío ye así. El que lo lleva en la sangre, lo lleva en la sangre", destaca. De los muchos momentos compartidos, buenos y malos, hay uno que, asegura, "me quedó grabado para siempre".

"La primera vez que fui al aeropuerto después de haberme quedado en silla de ruedas, Quini se me quedó mirando sorprendido. Él no sabía nada de lo que me había pasado. Vino hacia mí, me dio un abrazo y me dijo: 'tú tira palante'. Eso no se me borrará", explica, un tanto emocionado, Tomás. "Aquellas palabras fueron mucho para salir adelante, ¿sabes? Hubo momentos duros", añade. Su particular manera de vivir el sportinguismo le había llevado a iniciar una gran relación con El Brujo mucho antes. La prueba la pone el mismo Tomás con un ejemplo. "Les mis madreñes sólo se las regalé a dos personas. Un par se las di un día a Luis Morán y otro, a Quini", sentencia. Este aficionado nacido en Bañugues y vecino de Castrillón desde hace "más de 40 años" se afana ahora en trasladar los valores de su sportinguismo a sus dos nietos, David, de diez años, y Sofía, de 18 meses. "Los mis fíos, Tomás, José Manuel y Rocío también son del Sporting, ¡eh!. En casa somos todos, cerraos", enfatiza sobre la pasión por el conjunto rojiblanco. Hace unos años incluso llegó a protagonizó un vídeo realizado por el club, que se sirvió de su singular atuendo y su pasional carácter para compartir un lema que resume a la perfección a Tomás: "Para lo bueno y para lo malo, nunca estarás solo ¡Puxa Sporting!".

Quienes también se han acordado de él en los últimos tiempos han sido sus amigos de la peña sportinguista Sergio Álvarez, ubicada en Piedras Blancas, que recientemente le dedicaron un cariñoso homenaje. "Me llevaron al acto sin saber nada. Fue una sorpresa. Me hicieron incluso socio de honor. Fue uno de los mejores días de mi vida", reconoce. Ahora sólo pide al equipo un pequeño estirón para "ganar el derbi". "Y oye, ellos ya saben, estén en Primera, Segunda o Tercera División, a mí siempre me van a tener ahí", concluye el sportinguista del aeropuerto de Asturias.

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