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El balón parado, otra vez clave para la victoria rojiblanca

El balón parado, otra vez clave para la victoria rojiblanca

El de Córdoba fue el día de las primeras veces. José Alberto repitió equipo, por primera vez esta temporada, para visitar el Nuevo Arcángel. La única duda era Peybernes y jugó, afortunadamente para el Sporting. Fue el mejor en una primera parte de poco fútbol y más espectáculo en la grada que en el campo. La seguridad del Córdoba retiró dos pancartas en contra de la directiva del club andaluz, añadiendo motivos al enfado de un público poco pendiente de lo que sucedía sobre el verde.

El viento sopló fuerte sobre la grada norte, la misma bajo la que se encontraba la portería de Mariño. El aire ejerció de aliado de un Córdoba que entró más enchufado que los rojiblancos, sin llegar a cerrar heridas abiertas como la derrota ante el Extremadura. Carlos Abad, protagonista sin quererlo de ese partido por dos desafortunadas acciones, fue pitado hasta cuando su nombre se anunció por megafonía para informar de las alineaciones. Le afectó. El primer balón en largo que cayó en el área local a punto estuvo de cogerlo Álex Alegría ante la dubitativa salida del meta. La fe de Alegría para pelear y dar sentido a balones imposibles tiene mucho que ver en el resurgir de este Sporting.

Con Cofie empeñado en robar y entregar el balón al rival, De las Cuevas intentaba adueñarse del centro del campo para estirar a un Córdoba armado con cinco atrás. Lo hizo cargando sobre el costado izquierdo, con Jaime Romero asumiendo cada ataque con el gijonés Álex Menéndez como aliado. Se encontró con un buen Geraldes. Tuvo tiempo el Sporting a protagonizar la más clara, en un buen balón de Nacho Méndez a Aitor que el onubense dejó a Djurdjevic y adivinó Carlos Abad, antes de que una pérdida de Carmona adelantara a los locales. Los rojiblancos, desordenados, vieron como la subida de Fernández por la derecha encontró el ajustado cabezazo de Carrillo, adelantándose a Álex Pérez. Tanto se adelantó el ex del Cádiz, que estaba en fuera de juego.

El Sporting, desconcertado, acabó encontrándose con el empate. Un saque de esquina de Carmona desde el lado izquierdo, bien cerrado, como ya había avisado minutos antes, fue despejado por Carrillo con la fortuna de pegar en la espalda de Djurdjevic y quedar a los pies de Peybernes. El galo, intratable en la zaga, tampoco falló en ataque. Golpeó con la zurda, la menos buena, y para adentro. Los rojiblancos creyeron entonces en la remontada. Lo hicieron a través de un Nacho Méndez que en el segundo tiempo empezó a sentirse cómodo y a encontrar espacios a la espalda de una defensa del Córdoba a la que, con poco, el Sporting le remataba. Hasta Cofie se destapó como buen asistente. La más clara llegó en otro buen ataque llevado por Nacho Méndez. El luanquín abrió a Alegría, quien centró a Djurdjevic para que el serbio rematara al cuerpo de Carlos Abad. La temprana sustitución de Nacho Méndez, para dar entrada a Cristian Salvador, aventuraba que el Sporting se apuntaba a minimizar riesgos y a esperar alguna contra. El cambio tuvo casi tanto de sorprendente como de efectivo.

El zamorano ayudó a apagar los arreones cordobeses para dejar que el partido volviera a decidirse en una acción a balón parado, con el viento soplando a a favor ahora de los gijoneses. Con Pablín Pérez ya dentro para ganar centímetros, una falta lateral botada por Molinero acabó cayendo en el centro del área, ante la pasividad de la zaga local. Ahí estaba, cazador, Carmona. Especialista en finales de infarto, justificó el plan y la fe del entrenador en mantenerle en el campo cuando el centenar de sportinguistas citados en el Nuevo Arcángel llevaban tiempo pidiendo su cambio. El gol hizo olvidarlo todo y reforzó el subidón del Sporting para el derbi.

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