"Vamos a por ello". 2.342 días después de que se anunciara el final de su etapa como entrenador del primer equipo del Sporting, Manolo Sánchez Murias volvió a dirigir ayer un entrenamiento en Mareo. Lo hizo como técnico del filial rojiblanco, cargo que asume hasta final de temporada, sustituyendo a Isma Piñera, que seguirá con su labor en la secretaría técnica. Manolo llega para asegurar la permanencia del equipo en Segunda B y poner freno a una racha de diez partidos sin victorias que ha dejado al conjunto gijonés a tres puntos de los puestos de descenso. El camino para lograrlo empezó con un entrenamiento marcado por la búsqueda de recuperar la intensidad. "Velocidad en la circulación, os quiero vivos a todos", exigió el preparador gijonés.

Manolo Sánchez Murias une a su cargo como director de las categorías inferiores del Sporting el reto de devolver al filial a la zona tranquila en la que navegaba hasta el salto de José Alberto al primer equipo. Un movimiento que inició una cascada de cambios en los banquillos del fútbol base, empezando por el de Isma Piñera, que pasó del juvenil A, al Sporting B. A Isma no le han acompañado ni los resultados, con sólo 9 puntos de 48 posibles, ni la fortuna. El club decidió apostar por un cambio, sin querer que esto implicase más movimientos en el resto de equipos de la base a estas alturas de la temporada. La solución de casa pasaba por Manolo Sánchez Murias. Manolo vive su segunda experiencia como entrenador del Sporting B, etapa que completó con éxito al haber cimentado en ella su salto al banquillo del primer equipo. Los rojiblancos visitarán el domingo al cuarto clasificado, el Barakaldo (Lasesarre, 17.00 horas). Lo harán sin poder contar con Bogdan, que ya ha iniciado la concentración con Ucrania sub-21. "Hay que ir cogiendo buenas sensaciones, ¡vamos!", solicitó Manolo a los suyos en el primer ensayo de la deseada reacción. El gijonés mantendrá el cuerpo técnico dejado por Isma Piñera.