La transformación del Sporting B se ha completado. Podía tratarse de una mera casualidad el triunfo en el estreno de Manolo Sánchez Murias en el banquillo, pero el técnico gijonés ha sumado ya tres triunfos en otros tantos partidos al frente. Y en esta ocasión lo hizo además tras una situación que no se le había dado hasta el momento desde la llegada de Manolo, ya que se encontró por debajo en el marcador. Fue en el minuto 16, tras el gol de Panis. Pero este filial rojiblanco es otro bien distinto al de hace un mes. Su confianza sale a la luz con un juego intenso, vertical, ofensivo y con descaro. Si en el pasado agachaba la cabeza tras cada golpe que recibía, sin atisbos de reacción, ayer ante el Vitoria hizo todo lo contrario. Verse por debajo no fue un problema, fue un aliciente más para pulsar la recuperación del equipo. Se levantó y ganó el bonito encuentro que disputó de tú a tú frente al filial del Eibar, que mostró un juego muy por encima de lo que marca su situación actual en la clasificación.

Los alavesistas avisaron con el primer disparo al palo obra de Kike Pina, pero la réplica no tardó en llegar, principalmente con un gol anulado a Gorka Santamaría al entender el colegiado (que desquició a los gijoneses en varias fases del partido) que el delantero se había apoyado en la espalda del defensor. Y se adelantó el Vitoria tras un estrepitoso error en la salida de Christian Joel, al tratar de hacerse con el balón en una posición muy alejada de su portería, no lo logró, el balón se quedó sin dueño y Panis marcó prácticamente a placer.

El Vitoria estaba haciendo buen fútbol, con mucha movilidad entre sus jugadores de ataque, pero no le iba a la zaga el cuadro de Manolo Sánchez Murias, que está pletórico de confianza. Lo demostró seis minutos después del 0-1 con el golazo de Pelayo Morilla, que marcó con la "menos buena" al conectar un derechazo que se coló cercano a la escuadra. Un gol importante para el equipo rojiblanco y también para el jugador gijonés, que vuelve a contar con la confianza del técnico. Y la remontada se certificó antes del descanso, con un remate de Villalón en el segundo palo que remachó Gorka Santamaría adelantándose al meta Magunagoitia. La mentalidad del Sporting B ha cambiado, lo transmite en su juego y no se viene abajo ante los golpes recibidos. A ello se unió que el meta cubano solventó su error haciendo grande su figura en el mano a mano ante Jaime Dios, justo antes de irse al descanso.

No se inició con el mejor pie la segunda mitad. El Sporting B reclamó una falta de Urko a Pelayo por agarrón, la acción prosiguió y acabó con el tanto de Miguel Marí. El partido entró entonces en una fase complicada para el filial, en las que el colegiado se ensañó con las acciones defensivas de los rojiblancos, desquiciados con la actuación de Patiño Álvarez. Fueron momentos de apuro. Pero salió con vida.

Pedro Díaz, diferencial

Y llegó el jugador sobre el que gira el juego del Sporting B para poner su pildorazo habitual. Pedro Díaz sacó su fusil con una falta teledirigida que golpeó en el larguero y Chiki, atento, remató en boca de gol para volver a situar en ventaja al filial. El intercambio de golpes era constante entre ambos equipos y el filial se puso el mono de trabajo para defender las acometidas del Vitoria, que les hizo trabajarse el triunfo. Los de Manolo Sánchez Murias resistieron y volvieron a ganar por tercera semana consecutiva acercándose a la permanencia y volviendo a demostrar que son un equipo con más potencial de lo que había demostrado hasta la llegada del técnico gijonés al banquillo. Este filial es otra historia.