En las últimas fechas, sobre todo a partir de la propuesta de expropiación de acciones del club de la asociación "Tu fe nunca decaiga", se ha venido hablando mucho de cuál es la situación económica del Sporting y su deuda real. Aprovechando los datos oficiales más recientes publicados se puede hacer una radiografía casi en tiempo real de la salud económica del equipo rojiblanco.
Tomando sus cuentas oficiales a 31 de diciembre de 2018 puede hacerse un pequeño recorrido desde lo más general a lo más concreto para alcanzar, finalmente, la que puede considerarse la deuda real del Sporting.
El pasivo total del club es de más de 28 millones de euros. Sin embargo, de ellos casi 10 millones se corresponden con un tema puramente contable relacionado con la cesión gratuita de El Molinón por parte del Ayuntamiento. Esta cantidad se irá reduciendo año a año durante las tres décadas de la concesión sin que el club deba buscar ni abonar ni un solo euro de esos diez millones.
Algo parecido ocurre con los casi dos millones de euros adelantados por la Liga de las mensualidades del contrato de televisión de enero y febrero. Simplemente dejando que el calendario alcance esos meses (como ya ha hecho) se van cancelando esas cantidades sin más. También otros 150.000 euros se cancelan con publicidad en el marcador gracias a un contrato firmado hace años con una entidad bancaria desde su puesta en funcionamiento.
Tras todos estos ajustes se puede decir que la deuda total del Sporting está en torno a los 16 millones de euros. Las mayores deudas se deben a las periodificaciones de unos cuatro millones aproximadamente y un préstamo del Banco Sabadell de 2,6 millones de euros para aliviar posibles tensiones de tesorería en fechas concretas de la temporada. Otros casi seis millones se deben a la actividad ordinaria, el tema Botía, pagos por el traspaso de Djurdjevic o la deuda concursal de la familia Fernández que se paga a plazos en lugar de toda de golpe como debería haberse producido hace un tiempo.
Completan el total las deudas con el personal, en su mayor parte debidas a que se mantiene la provisión con el cuerpo técnico de Abelardo hasta que finalice el juicio, y las deudas con administraciones públicas que en su mayoría se deben a los casi dos millones de impuestos de beneficios de la temporada 2017-2018, que aparecen en las cuentas simplemente porque se deben pagar y así se hizo en enero de 2019, y los datos de las cuentas son a 31 de diciembre de 2018.
¿Se puede decir entonces que la deuda del Sporting es de 16 millones de euros? Se podría decir, pero no sería real puesto que el club también tiene activos a contabilizar o se le deben cantidades con las que puede afrontar el pago de esa deuda.
Por ejemplo, los gijoneses tienen en caja más de 4,5 millones para posibles pagos, el dinero del litigio con el cuerpo técnico de Abelardo ya está depositado por lo que en el caso de que el club pierda el juicio, la deuda y el depósito se cancelarían, pero si resulta victorioso la deuda se cancela y el millón y medio volvería del juzgado al club generando beneficios.
También la actividad ordinaria y los traspasos de Sergio Álvarez y Barba hacen que otras entidades deban más de cuatro millones de euros al conjunto gijonés. Sería, por tanto, injusto que por los mismos conceptos se contabilizase lo que debe el Sporting pero no lo que le deben.
Solo hace falta ya sumarlo todo (lo que debe y lo que le tiene y le deben) para encontrar finalmente que la deuda real (neta) del Sporting al inicio de 2019 estaba en torno a los seis millones de euros, cantidad que si se utilizara la metodología de la Liga (que es más laxa que la utilizada en este artículo) sería incluso inferior y cercana a cero.
¿Es esta una cantidad pequeña o grande? Relacionada con el resto de clubes, o con los más de 25 millones del propio Sporting hace tres y cuatro años, es una cantidad relativamente pequeña que no debe crear grandes problemas en la vida ordinaria del club, aunque en Segunda División y sin ingresos extraordinarios es difícil de reducir más que en cantidades pequeñas año a año. En Primera División sería fácilmente reducida a cero en un solo año si así quisiera hacerlo la entidad.
