José Alberto, salvo giro imprevisto, tendrá una segunda oportunidad para pelear por el ascenso a Primera División. El entrenador del Sporting dispondrá de la misma posibilidad que se le brindó hace un año a Rubén Baraja, después de que el desplome en la fase final de la temporada dejara al conjunto gijonés fuera de la carrera por regresar a la máxima categoría. Antes, el ovetense tiene por delante dos jornadas de Liga de mucha mano izquierda. El equipo disputará ambos encuentros en El Molinón, desencantado por el decepcionante final de competición y con el ánimo encendido tras una pésima imagen en Zaragoza. Sin nada en juego, deberá gestionar el reparto de minutos en una plantilla en la que más de la mitad de sus jugadores tienen ya un pie fuera.
El Albacete no permitirá este sábado que el Sporting pueda despachar el partido con algo parecido a lo vivido a La Romareda. El conjunto manchego, el mejor visitante de la categoría y candidato a subir a Primera por la vía rápida o por el lento camino de la promoción, puede convertir media hora de relajación rival en un infierno. Mucho más en El Molinón, más allá de que esta jornada pueda marcar el mínimo de asistencia en el municipal gijonés. José Alberto debe responder al crispado clima con el equipo intenso, ambicioso y peleón que ha caracterizado su filosofía de vida y de fútbol. Un reto difícil cuando tiene a medio vestuario cabreado por no jugar y ahora, con todo el pescado vendido, ese medio tampoco tiene ganas de comerse broncas ajenas.
La realidad es que terminan su vinculación Noblejas, Babin, Canella, Geraldes, Peybernes, Álex Pérez, Sousa, Blackman, Ivi López, Álvaro Jiménez y Álex Alegría. A estos once nombres hay que añadir que Lod y Cofie están en el mercado, Mariño o Dani Martín están destinados a protagonizar, uno de los dos, el traspaso de la temporada, y hay otros futbolistas como Hernán o Juan Rodríguez a los que se les podría buscar una salida. El panorama invita a que el técnico apueste desde ya por los que tienen seguro ser piezas de la nueva temporada, incluidos a los que darán el salto desde el filial, como Pedro Díaz o Cordero. Ambos han debutado este año en Segunda de su mano.
José Alberto también tiene tiempo ahora a quitarse las ataduras que parecen haberle restado atrevimiento en este último mes, marcado por un ambiente que rodeó de incertidumbre la continuidad del director deportivo y también la del propio entrenador, esta última no despejada con tanta contundencia como se utiliza ya con Torrecilla. Han sido cinco últimos partidos marcados por unas propuestas en las que el equipo careció de su mano valiente para ser protagonista en el área rival. Un aspecto que muchos de sus defensores no le perdonan. El José Alberto del principio, el de su llegada en noviembre, es probable que hubiera puesto a Pedro Díaz como titular ya en Zaragoza. Su particular reválida ha comenzado. Nada que no sea volver a sus orígenes sería traicionar lo que le ha traído hasta aquí.
