El Sporting sigue sin reaccionar y, tras una horrible segunda mitad en la que encajó los dos tantos del partido, cayó derrotado dejando al técnico local, José Alberto, pendiendo de un hilo a la espera de la decisión del Consejo de Administración sobre su continuidad en el cargo.

Nada parecía presagiar el resultado final y la mala imagen de la segunda mitad tras una primera parte en la que el partido transcurrió prácticamente todo el tiempo en el campo rival, con continuos acercamientos a la meta de Ortolá aunque sin llegar a tener oportunidades demasiado claras.

José Alberto decidió dar continuidad al sistema con tres centrales, con Cristian Salvador incrustado como central. Esto le permitió no sufrir en defensa donde el Tenerife no llegó a pisar el área.

Por el contrario, el equipo tampoco apretaba demasiado. Un Tenerife muy ramplón y arriesgando mucho en defensa permitió que los rojiblancos llegaran con facilidad a las cercanías del área rival.

Disparos lejanos de Pedro Díaz, Manu García o Javi Fuego que tampoco inquietaban en demasía a Ortolá eran las opciones más habituales de los locales.

Sí lo hizo Aitor en las dos mejores ocasiones del partido. En la primera su disparo en el primer palo se marchó fuera por poco y en la segunda obligó a Ortolá a estirarse para desviar su potente y ajustado disparo.

Comenzó mejor el Tenerife la segunda mitad dominando ligeramente el partido. Pronto tuvo premio el equipo canario en una jugada sin aparente peligro. Nahuel se internaba en el área por el lateral y tras ceder el balón a un compañero fue claramente golpeado en la tibia por Marc Valiente.

Avisado por el VAR, el colegiado revisó la jugada señalizando el penalti y la segunda amarilla para Valiente con la consiguiente expulsión.

Desde este momento el Sporting desapareció. Recibiendo continuas tarjetas amarillas por desesperación y más aún tras el segundo tanto de Dani Gómez, en el minuto 69, tras desembarazarse de un rival en el área.

Intentó reaccionar José Alberto con los cambios pero sin apenas incidencia sobre el césped. El Sporting naufragaba bajo la lluvia buscando la portería rival más por obligación que por verdadera fe en la remontada.

Poco a poco los aficionados fueron abandonando las gradas de El Molinón permitiendo que la bronca final fuera menor por el poco público aún en la tribuna tras el pitido final.

Nueva derrota del Sporting, un punto de los últimos doce en juego y, sobre todo, dejando sensaciones de un equipo sin alma y capacidad de reacción que dejan a José Alberto a la espera de la decisión definitiva del Consejo sobre su continuidad en el banquillo rojiblanco.