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Mi cromo rojiblanco

El sueco que llegó desde Suiza

Los directivos del Sporting viajaron a Berna para traer a Nilsson, al que descubrieron en la revista francesa "13" l Tomaba tabaco en polvo

Nilsson, junto a Luis Enrique, durante un partido del Sporting. ARCHIVO

Gijón,

Alejandro FORCELLEDO

No llego al medio centenar de partidos con el Sporting, pero el mediapunta sueco Joakim Nilsson dejó su sello en forma de calidad en El Molinón. Muchos aficionados recuerdan a este jugador llegado desde el Malmö. Paulino Tuñón, exdirectivo del Sporting, rememora como lo encontraron. "Podríamos decir que fue por curriculum. Estábamos buscando un jugador de ataque y por casualidad llegó a nuestras manos un ejemplar de la revista de fútbol francés '13'. En ella había un ranking de los mejores jugadores de aquel momento y ahí estaba Nilsson. No lo conocíamos, así que tuvimos que pedir informes.", indica. "Venía de jugar un gran Mundial de Italia 90 y también había estado en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y lo que nos contaron nos gustó. Fue entonces cuando llamamos al Malmö y nos citaron con el representante en Berna, así que hasta allí nos fuimos", añade.

En un viaje de ida y vuelta casi en el día se acordaron las condiciones del fichaje. El Sporting de Gijón, en aquella época presidido por Plácido Rodríguez Guerrero, aceptó las condiciones expuestas por el club sueco y el representante y así llego, en el verano de 1990, aquel fornido sueco.

"Como la toca, Cachito", le decía García Cuervo, entrenador del Sporting, en el primer día del internacional en Mareo a su segundo José Antonio Redondo. Por allí estaba Tati. El defensa rememora aquellos días en los que no sabía que su relación con Nilsson le convertiría en un pionero. El avilesino se convirtió gracias al sueco en el primer jugador profesional de la Liga española en llegar a jugar en la Fotbollsallsvenskan, la Primera División de Suecia. "Era un chico frío, corpulento y con una calidad asombrosa. Le costó entrar en el equipo, pero cuando lo hizo dejó momentos increíbles. Tenía un golpeo espectacular, con ambas piernas además", explica Tati. Estas palabras del ex defensa del Sporting coinciden con las de Joaquín. El recientemente nombrado responsable de las relaciones institucionales del Sporting va más allá y dice de Nilsson que fue "uno de los jugadores mejor dotados técnicamente con los que jugué".

Joaquín recuerda como una tarde en Sarriá Nilsson les sorprendió a todos. "Iba conduciendo hacia nuestra portería, se giró y dio un pase en largo para dejar solo a Monchu delante del portero, fue increíble", cuenta Joaquín. El ex capitán rojiblanco dice que el sueco tenía un golpeo "preciso, con el empeine frontal" y que era "fabuloso en el regate". De Nilsson señalan que tenía uno de los movimientos para zafarse del contrario que nadie sabía reproducir. "Hacía unas bicicletas amplísimas y se iba siempre", cuenta Tati.

Para los más jóvenes por aquel entonces también era curioso ver a aquel jugador de 1,83 metros de altura y casi 80 kilos de peso, regatear con aquella facilidad. Eso sí, lo que le costaba era correr. Castaño acababa de subir al primer equipo y recuerda como el sueco no era precisamente de los que se desfondaban corriendo. "Lo de correr no lo llevaba muy bien, la pedía al pie siempre, pero luego la ponía donde quería. Era un buen mediapunta, pero es que podía jugar en banda y veía el fútbol muy bien. Pudo haber sido más importante para el equipo", explica el actual entrenador del TSK Roces.

Algunos creen que los entrenadores que tuvo en Mareo hicieron todo lo contrario a lo que podían hacer con el. Le mandaban correr mucho, desgastarse y ese no era el rol para el sueco. Nilsson tomaba tabaco en polvo, que no es tan abrasivo como el que se fuma, pero tampoco es adecuado para un deportista. Era fácil verlo por Mareo con el tabaco entre el labio superior y sus dientes, una mueca que muchos le señalaban como broma.

En los últimos años, el sueco está trabajando en el Malmö, el club de su vida. También su hijo estaba en la entidad sueca. Los Nilsson siempre estuvieron muy unidos al fútbol. Cerca del estadio de su primer y último equipo, el Landskrona, su hermana y su cuñado regentan un pub en el que de vez en cuando los afortunados pueden tomarse una cerveza en compañía de Joakim Nilsson.

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