Casi un millar de seguidores rojiblancos acompañaron al Sporting en su visita a Anduva, a pesar de la nefasta trayectoria del equipo en la presente campaña, aguantando durante noventa minutos el frío y la lluvia a mares que cayó sobre sus paraguas y chubasqueros, sin dejar por ello de animar en ningún instante a los suyos. La primera dedicatoria y el primer homenaje desde estas líneas debía ir obligada y justamente para ellos.

El Sporting llegaba a Miranda de Ebro tras tres jornadas sin lograr marcar un gol y se fue del pequeño estadio burgalés sin conseguir romper esa mala racha. Más de 360 minutos sin ver puerta es un lastre demasiado grande como para pensar en objetivos que no sean una permanencia más o menos aseada.

José Alberto por más que se negase desde el club, se enfrentaba a otro 'match ball' que consiguió salvar a base de un derroche físico por parte de sus jugadores, que en otros encuentros se echó en falta. Y todo ello a pesar de las importantes bajas con las que llegaba al encuentro.

De nuevo el técnico de la casa, en este caso en buena parte debido a estas ausencias, optó por un once titular con numerosos cambios con respecto al que había caído estrepitosamente en la última jornada ante el Tenerife en El Molinón Enrique Castro 'Quini'.

Con una defensa a la que regresaron Molinero y Cordero, y con una inédita pareja de centrocampistas, formada por Pedro Díaz y Gragera, las bandas fueron para Aitor y Traver; quedando Pablo Pérez como referencia en ataque, con Manu García de enganche y como de costumbre, encargándose de ofrecer destellos de calidad en cada balón que llegaba a sus pies.

Y lo cierto es que el equipo, más allá de esa sequía goleadora que bien pudo Aitor García remediar de haber acertado con una vaselina cuando se cumplia la primera media hora de juego, despachó en un campo que no estaba para florituras, un partido muy aceptable aunque insuficiente para llevarse los tres puntos.

Las estadísticas son para lo que son, y ni la mayor posesión ni el mayor número de ocasiones en favor de los rojiblancos, que estrenaban en Anduva una equipación casualmente blanca en un fin de semana marcado por el 'Black Friday', se tradujeron en un botín mayor que el del punto conseguido; y que no sirve para sacar al equipo de una situación que sigue siendo cuando menos comprometida.

Mejor no obstante en la primera parte que en la segunda, y aun permitiendo también al equipo rival disponer de claras ocasiones para haberse llevado una victoria que habría sido injusta, el Sporting al menos supo ponerse el mono de trabajo, y adaptarse con brega y pundonor a un estado del terreno de juego donde a priori los locales tenían ventaja.

Como siempre ocurre cuando se empata a domicilio, la clave está en saber multiplicar el valor de ese exiguo premio, con una victoria en la siguiente jornada a disputar en casa. Es por ello que ante la Ponferradina, el próximo sábado, una vez más, no cabe otra que conseguir la victoria. Y para ello la mejor táctica posible de partida, es la de mostrar la misma capacidad de lucha que la ofrecida en Anduva.

En ese sentido se ha demostrado por enésima vez y sin desmerecer al resto de jugadores, que nadie como los futbolistas procedentes de la propia cantera, para defender con uñas y dientes el escudo del Real Sporting y su camiseta, sea ésta rojiblanca, negra o blanca. Mención especial por ello para Pablo Pérez (ejemplar capitán en Anduva), Pedro Díaz, Gragera (gran partido el del centrocampista del filial) o Bertín, quien debutó con el primer equipo estando a punto de estrenarse además como goleador.

Punto es punto como se ha repetido hasta la saciedad. Pero no todo punto sabe igual. Y no tiene el mismo sabor el punto logrado en Anduva que el cosechado en el Tartiere.

Lo que ahora es absolutamente necesario es que el Sporting sea capaz de romper esa maldita carencia goleadora y de paso, poner fin a las cinco jornadas consecutivas que lleva sin conocer la victoria. No deja de resultar una tarea complicada para un equipo que carece de un delantero goleador. Que cada cual asuma la responsabilidad que le corresponda.

Post Scriptum: de la pasada Junta de Accionistas, lo más comentado fue sin duda la intervención de un aficionado sportinguista alabando la gestión del actual presidente, pidiéndole además que se quedase en la entidad. Respetando siempre la libre opinión de cada persona y condenando cualquier crítica ofensiva en contra de esta, no se puede sino recurrir a aquella famosa cita que en realidad jamás escribió Cervantes; esto es: cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras.