Antes de finalizar la primera mitad las estadísticas de pases completados dejaban a las claras que iba a ser un partido complicado. Ni Sporting, ni Mirandés, habían completado ni la mitad de sus pases de manera correcta.
La lluvia caída sobre el terreno de juego de Anduva impidió que se pudiera ver algo más de fútbol. Las interrupciones eran constantes y los futbolistas se las veían y se las deseaban para encontrar un compañero que recibiera el balón en condiciones. El balón se paraba en cada charco. Imposible jugar un mejor fútbol.
