El culebrón del pasado verano en el Sporting tuvo nombre y apellidos: Mathieu Peybernes. El central francés venía de ser un fijo para José Alberto y regresó al Lorient galo tras terminar su periodo de cesión. Peybernes quiso volver, el Sporting deseaba su regreso con la carta de libertad y su club, con el que le restaba un año de contrato, exigió traspaso. El acuerdo estuvo cerca de cerrarse, pero el jugador terminó en el Almería y, a las pocas semanas, se fue cedido al Lugo, rival este domingo de los gijoneses. Peybernes atiende a LA NUEVA ESPAÑA para explicar las que fueron unas semanas de locura. Agradecido por el cariño de la afición, señala a Torrecilla.
- ¿Cómo le van las cosas en Lugo?
-Muy bien. El equipo compite bien, aunque venimos de perder ante el Girona por pequeños detalles. En lo personal, cada vez voy a mejor. La adaptación ha sido buena. La gente aquí es parecida a la de Gijón. Eso ayuda a sentirte bien. Con trabajo y esfuerzo, los resultados llegarán.
- Llegar a un vestuario en el que está Canella hace todo más fácil.
-¡Claro! Antes de venir ya hablé con él para saber cómo funcionaba el club. Me habló muy bien del Lugo. Aquí también está Carlos Castro, otro ex del Sporting. Además, hay compañeros que hablan francés, como Rahmani y Leuko. Me he adaptado muy rápido.
- ¿Qué supone enfrentarse al Sporting?
-Es un partido difícil y a la vez especial. Tengo mucho cariño por el Sporting, por su gente y por su entrenador. Es un partido importante para ellos, pero también para nosotros. Ellos tienen más presión, pero los dos estamos en una situación difícil. A ver qué pasa.
- El verano pasó con todo el mundo pendiente de su regreso al Sporting ¿qué sucedió?
-Desde el final de la temporada pasada, mi primera idea era volver al Sporting. Esperé mucho tiempo para que Miguel Torrecilla hablara con mi representante y se hiciera una oferta correcta. Eso no llegó a suceder. Se prefirió otro perfil. Son cosas del fútbol, pero es una pena porque todo el mundo sabe que me sentía bien en Gijón, en el vestuario, con el entrenador? Me gustaba todo.
- ¿Fue un problema de dinero?
-Faltó muy poco para que se cerrara mi vuelta. Yo ya estaba de acuerdo con el contrato que me presentó el Sporting. Me ofrecieron menos dinero que la temporada anterior y estaba de acuerdo en hacer ese esfuerzo porque al final lo más importante para mí era ser feliz. Sabía que en Gijón lo iba a ser. Lo que pasó es que el Sporting no quiso pagar lo poco que faltaba de la cantidad que solicitaba el Lorient, que pedía un precio barato, creo que normal, por mi traspaso. El Almería estaba dispuesto y el Sporting pagaba la mitad. Al final no se pudo hacer. Fue una pena. Hablé después con Miguel (Torrecilla). Me dijo que merecía jugar en el Sporting, pero por muchas cosas vi que no quería hacer un pequeño último esfuerzo para que volviera.
- ¿Se siente defraudado porque no se diera ese último paso?
-Sí, claro.
- Usted se entrenaba en verano con la ropa del Sporting y la gente pedía en redes sociales que el Lorient le liberara.
-(Se ríe). ¡Fue increíble la reacción de la gente! Todo eso reforzaba mi idea de querer volver al Sporting. Nunca viví algo así. Mi familia también me decía que quería volver a Gijón, pero al final pasa un mes, pasa otro y no había casi novedades.
- Ficha por el Almería y el nuevo dueño le deja fuera.
-Fue otra cosa increíble. Una semana antes de empezar la Liga, tras el cambio de propiedad y la llegada del jeque, hablo con el entrenador. Me dice que cuenta conmigo porque soy un jugador con experiencia en la categoría, que le gusta mi perfil, pero que el jeque no quiere que empiece con el equipo porque tampoco ninguno de los miembros de la dirección deportiva anterior continúa. Intento buscar una solución y la mejor era la de salir cedido.
- ¿Por qué escogió el Lugo?
-Al principio del verano tuve muchas ofertas de clubes de Segunda en España. Entre ocho y diez. Cuando acordé con el Almería salir cedido muchas plantillas ya estaban completas y el Lugo me daba la oportunidad de jugar. Elegí este equipo porque lo más importante para mí era tener minutos. Podía haberme quedado en Almería y no jugar en seis meses, pero no quería eso. Quiero disfrutar del fútbol.
- ¿Le sorprende ver al Sporting tan abajo a estas alturas?
-¡Claro! A mí y a todo el mundo. Tiene una de las mejores cinco plantillas de la categoría. Es un candidato para ascender, aunque este año va a ser un poco complicado. Les falta un poco de eficacia en el área, hacer más goles. Y confianza. También están teniendo mucha mala suerte con el VAR. El equipo mejorará.
- Le va a tocar marcar a Djuka, pueden saltar chispas.
-(Se ríe). Sí, sí. Le conozco bien. Marcó el otro día y ya sabemos que cuando hace uno pueden llegar muchos más. Djurdjevic es un amigo. En el verano hablamos mucho. Me preguntaba cada poco para saber si iba a volver. Nuestros hijos también se conocen. El domingo, sin embargo, durante noventa minutos no existen los amigos. Cada uno buscará la victoria. Después del partido ya hablaremos.
- ¿Cómo es el Lugo?
-Somos un equipo muy sólido en casa. Dejamos al rival tener el balón, pero somos muy eficaces en el área. Tenemos una ocasión y la marcamos. Hay buena plantilla, con capacidad para jugar diferentes sistemas de juego y también para adaptarse al rival.
- Habrá 1.100 sportinguistas en el Anxo Carro.
-La afición del Sporting es la mejor de Segunda. He jugado en muchos sitios y nunca he visto una afición que apriete tanto, que esté tan cerca del futbolista y que, donde vayas, encuentres mucha gente animando. Por eso el Sporting es importante en España.
- ¿Volverá al Sporting o la experiencia del pasado verano cierra esa puerta?
-Si algún día puedo tener la suerte de volver, seguro que lo haré. El Sporting me marcó, lo tengo en el corazón. Viví un año muy bueno pese a que la temporada fue difícil.
- ¿Qué le diría al aficionado sportinguista decepcionado con que no regresara?
-Le agradezco a todo el mundo, tanto por parte de mi familia como por parte mía, todos los mensajes de cariño que me han hecho llegar a lo largo de estos meses. Ese cariño que me demostraron no lo olvidaré en mi vida. Se merecen toda la suerte del mundo.
