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Un "autobús-ambulancia" conducido por un ovetense

"Los jugadores iban detrás, a su bola", dice José Luis Arias Bailón, chófer del convoy de los enfermos

Traver y Álvaro Vázquez, junto a dos aficionados del Sporting, a las puertas de su hotel en Zaragoza. EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

No fue un día cualquiera para José Luis Arias Bailón, el conductor del segundo autobús del Sporting que viajó a Zaragoza con los diez futbolistas enfermos. Bailón, como lo llaman sus compañeros, es un ovetense no muy aficionado al fútbol y que habitualmente cubre las líneas de cercanías de ALSA que comunican localidades como Villaviciosa o Pola de Siero.

El Sporting ya anunciaba en su página web a eso de las siete de la mañana que varios jugadores sufrían un proceso vírico. La gripe se apoderó durante la noche del miércoles al jueves de una decena de futbolistas. Así pues, tras el entrenamiento de la mañana del jueves, a Djukic no le quedó otra que hacer caso de los servicios médicos del club y apartar a los enfermos. Carmona, Damián, Cristian Salvador, Pablo Pérez, Djurdjevic, Cordero, Manu García, Cristian Joel, Pedro Díaz y Babin se subieron a un bus diferente al habitual. En el otro de los convoyes viajaban el resto de la expedición, todos ellos a salvo de la temida gripe. El único que tuvo arrestos para subirse al vagón de los enfermos fue el conductor improvisado de la convocatoria rojiblanca, Bailón.

"Tengo dos hijos y a estas alturas ya soy inmune a la gripe", contaba José Luis nada más aparcar su autobús en Zaragoza. "El viaje fue fantástico, como el bus iba medio vacío los jugadores iban atrás, desperdigados y a su bola, muy tranquilos", explicaba Bailón. Hacía tiempo que el conductor no tenía un viaje como este. Desde Gijón hasta Zaragoza son unas siete horas y debido a los descansos del conductor lo mejor fue la solución por la que se optó, hacer noche en la capital aragonesa y arrancar hacia Gijón en la mañana de hoy viernes. "Íbamos detrás del autobús oficial, como si fuésemos el autobús-ambulancia. Si alguno necesitaba ayuda, ahí estábamos nosotros", explica el ovetense.

A su móvil fueron llegando algunas bromas de internautas que se preguntaban si el conductor llevaba puesto el traje contra infecciones víricas. "Hombre, los mensajes me los tomé con humor, es una aventura más que contar, no pasa nada", dice Bailón. El viaje fue distendido para los jugadores, eso sí, en el autobús de los enfermos no tenían las comodidades del oficial. No pueden tener queja tampoco porque se trataba de un modelo "Supra", de los de mejor categoría de ALSA y, además, ocupado por solo diez personas.

Los hijos del chófer juegan a hockey en el Club Patín La Corredoria. La entidad ovetense busca desde hace tiempo una solución a los problemas que tienen en el pabellón donde juegan sus partidos. Las goteras se han apoderado de los vestuarios y la salud de los críos peligra. Lo que pueden tener a buen seguro es que si alguno se pone malo José Luis ya tiene una buena experiencia en asuntos de este estilo.

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