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Aquella odisea manchega

Como ahora, el Sporting se enfrentó a un viaje interminable en 2006: 4 viajes entre Gijón y Albacete

Imagen del Carlos Belmonte el 30 de enero de 2006, cubierto de nieve. LNE

El Sporting ha ganado tiempo para recuperar a sus enfermos, eso sí, tampoco se sabe si un viaje de ida y vuelta en autobús a Zaragoza puede mejorar la salud de alguien. Tampoco es la primera vez que los jugadores del Sporting hacen un viaje en balde y dan la vuelta sin haber tocado el balón. Algo parecido a lo de esta semana en Zaragoza ocurrió en la temporada 2005-2006 con Ciriaco Cano en el banquillo. El calendario liguero había marcado un Albacete-Sporting que debía disputarse un 29 de enero de 2006 en el Carlos Belmonte de la ciudad manchega. Aquella semana previa al partido la nieve había sacudido a Castilla La Mancha con ganas. Las bajas temperaturas y los copos caídos imposibilitaban que el partido se disputase.

"No sabíamos si iban a poder quitar la nieve, si iba a mejorar el tiempo o si se iba a suspender definitivamente el partido, así que no nos quedó otra que montarnos en el autobús y hacer los 700 kilómetros que hay entre Gijón y Albacete", recuerda el ex capitán del equipo rojiblanco Jorge García Torre.

La odisea del Sporting le llevó a atravesar media España. Con la incertidumbre de si Hevia Obras daría el beneplácito para que el partido se disputase los jugadores de Ciriaco Cano se pusieron cómodos y por carretera se fueron acercando a Albacete. Fue un viaje duro, nocturno, de muchas horas y para un partido lleno de incertidumbre. El Sporting llegaba al Carlos Belmonte tras perder contra el Murcia, pero su racha de once encuentros sin conocer la derrota les había acercado a tan solo 4 puntos del ascenso.

"El Albacete llevaba unos cuantos partidos seguidos ganando, pero creo que perdía a algún jugador importante por lesión así que no le venía mal aplazar el partido", dice Gerardo Noriega, ex miembro de aquella plantilla. Precisamente el llanisco, actual dirigente del Urraca, recuerda una anécdota de aquel partido con él mismo, Ciriaco Cano y Karanka como protagonistas. "Al llegar al hotel el míster nos dio la alineación, no sabíamos siquiera si íbamos a jugar, pero la dio por si acaso y nos dijo: 'si hay nieve, juega Karanka; y si no la hay, juega Gerardo'. Entonces el bueno de Aitor se empezó a reír y a decir 'solo me quiere si hay nieve, barro o lluvia'. Nos reímos mucho con aquello durante mucho tiempo. Éramos un gran grupo de futbolistas, muy jóvenes y con muchas ganas", explica el llanisco.

El partido no se jugó finalmente porque Hevia Obras dijo que el balón no rodaba. El Sporting viajó por si las moscas, pero a punto estuvo de no llegar ni al hotel, pero como siempre, se apareció la figura de Quini. "A pocos kilómetros de llegar a Albacete la carretera estaba muy mal y la Guardia Civil paraba a los cambiones y a los autobuses y entonces nos tocó parar. El Brujo se bajó del bus en chándal y fue hacia los agentes para explicarles la situación y lógicamente nos dejaron pasar y así pudimos llegar al hotel de concentración", explica Jorge García.

Aquella noche el Sporting cenó, al día siguiente desayunó y se volvió a meter en el autobús de vuelta a Gijón. Otros 700 kilómetros de vuelta a casa. El partido tardó en jugarse. Fue 15 días después, ya sin nieve, sin problemas, un miércoles 15 de febrero y los rojiblancos cayeron por culpa de un gol de penalti de Mario Bermejo en el minuto34 del encuentro.

Así pues, el Sporting había hecho cuatro viajes, sumado 2.800 kilómetros de carretera, pernoctado dos noches de hotel y había conseguido 0 puntos. Fue una anécdota en una temporada en la que a Ciriaco Cano se le encargó la difícil tarea de salvar a un equipo que, sin apenas fichajes, con gente joven, de la casa y con poca experiencia dio el do de pecho en una época de vacas flacas.

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