Primero rompió el hielo con una anécdota. "Empecé a jugar tarde, con 16 años, porque no tenía buenas notas, y en casa primaba eso, que lo más importante eran los estudios". Joaquín Alonso, responsable de relaciones institucionales del Sporting, y a la vez el jugador que más veces ha vestido la camiseta del club gijonés, participó ayer en Luarca en una charla organizada por la Fundación Escuela de Mareo en la que se aportaron unas pautas a los padres para participar y contribuir en un ambiente óptimo de trabajo para sus hijos. "Hay que saber cada uno su rol y papel en cada momento. Los padres sois imprescindibles, para ayudar a trabajar, y para que el niño entienda que el fútbol es una parte más de la educación", explicó Joaquín.

En el encuentro, celebrado en el Colegio Ramón Muñoz de la capital valdesano, con medio centenar de asistentes, estuvieron también presentes Caco Morán, director deportivo de la Fundación; Diego Fuertes, psicólogo; y Ángel Legaspe, coordinador de la Academia de Tecnificación de Luarca. Allí, en el occidente, el Sporting lleva dos años trabajando con la Academia, donde tiene 17 jóvenes. "Ser padre y madre es una tarea muy compleja. Y si tu hijo practica un deporte de competición esa tarea se hace aún más compleja", dijo al inicio el psicólogo Diego Fuertes, que destacó cuatro claves para los padres: "Tener claro el rol, formarse acudiendo a encuentros de este tipo, saber gestionar los momentos en torno al deporte y la conversación con los hijos, y dejarles claro que formarse como personas les hará mejores deportistas".

Caco Morán descubrió una anécdota de su juventud, cuando debutó con el primer equipo del Sporting, y la reacción que tuvo su familia para darle naturalidad a su situación: "vivía cerca de El Molinón, acabó el partido, fui caminando a casa, que es algo impensable ahora que todo el mundo se va con su coche, y al entrar por la puerta estaban cenando mis padres y mis hermanos y me preguntaron cómo había ido el partido. Había marcado gol, pero en mi casa no le daban importancia, lo trataban con naturalidad".

Con esa idea Caco Morán quiso trasladarles a los asistentes una idea: "Los padres debéis tener la suficiente capacidad y entender lo que está pasando. Y disfrutar de lo que hacen los hijos". Por eso Caco Morán se posicionó en contra de la posibilidad de cerrar los entrenamientos para los padres. "No se les puede prohibir a los padres y los abuelos ver los entrenamientos, porque significa apreciar a sus hijos y nietos haciendo lo que más les gusta".

Todos los participantes en el coloquio recalcaron la necesidad de respetar la figura del entrenador, de que los padres muestren su apoyo, pero teniendo clara su posición. "La gestión positiva de los padres va a ayudar a un vínculo de unión mucho más fuerte", resaltó Diego Fuertes. "La presencia de los padres en el deporte de sus hijos no existía casi hace 20 años. Eso por fin ha cambiado", subrayó.

Joaquín, en su experiencia propia, apuntó que "a mí me gustó que mi padre no se metiese en mi día a día deportivo". Aunque también matizó que le aconsejaba. "Hasta a nivel profesional me daba caña y me vigilaba con el peso, me decía alguna vez que había engordado", explicó el exjugador rojiblanco.

Ángel Legaspe, coordinador en Luarca de la Academia de Tecnificación, aplaudió la iniciativa y la asistencia, cercan al medio centenar: "Es importante que los padres se suban a este tren, de manera teórica teórica y pragmática, para apoyar a sus hijos en el deporte".