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Mi cromo rojiblanco

Óscar Arias, el andaluz de Ujo

l El director deportivo del Cádiz jugó en el Sporting dos temporadas l De padre asturiano, nació en Alemania y se crio en Huelva

Óscar Arias, el andaluz de Ujo

Llegó en el verano de 1998 a Mareo, con Vicente Fernández Pujante. Ambos futbolistas fueron presentados juntos, en parte por compartir origen, el Lleida. Ambos estaban llamados a asumir el mando en el centro del campo de en Sporting marcado por un traumático descenso. Óscar Luis Arias (Kassel, Alemania, 5-1-1966) tuvo que librar antes un partido que estuvo a punto de dejarle sin vestir de rojiblanco. Las cicatrices en sus rodillas hicieron que el reconocimiento médico previo a la firma se convirtiera en un freno para el fichaje de un jugador de, por entonces, 32 años. "Si la temporada pasada jugué 36 partidos ¿por qué no lo volveré a hacer ahora?", retó el ahora director deportivo del Cádiz. Fue un fijo en sus dos años en Gijón.

El Sporting buscó en Óscar Arias la experiencia de un centrocampista curtido en la dura Segunda División para ponerle oficio a un equipo que debía aspirar desde el inicio a volver a Primera División pese a la amenaza de su mermada economía. No firmó grandes nombres, empezando por el de su entrenador, Antonio López, el mismo que años después sería el segundo entrenador de los primeros años dorados de Rafa Benítez. Fue él, Antonio López, quien peleó por traerle a Gijón.

"Era muy profesional en los entrenamientos y alegre y bromista en el vestuario. Se involucró mucho en el club de manera muy rápida", recuerda Mario Cotelo, excompañero y ahora delegado del Sporting. Óscar jugaba con ventaja. Su acento andaluz ocultaba su origen asturiano. Su padre era de Ujo. "Pese a ser su primer año en Gijón, llevaba la voz cantante en el grupo junto a Monchu y Pepe Mesas. Era un ejemplo de trabajo y humildad y un centrocampista con fuerza y gran manejo con las dos piernas", añade. Óscar se reivindicó como un gran lanzador de faltas. También en los saques de esquina, utilizando una u otra pierna dependiendo de si tocaba poner en juego el balón desde izquierda o derecha.

"Era un tío muy gracioso. El típico andaluz simpático. El primero en contar chistes, pero si te relajabas en los entrenamientos, él venía a ponerte las pilas", señala Monchu, a quien le unía una singular y breve relación con Óscar antes de coincidir en Gijón. "Le conocía de mi etapa en el Recreativo de Huelva. Acababa de llegar, cedido por el Sporting, y entré para firmar a las oficinas en el mismo momento que él estaba haciendo lo mismo, pero para marcharse", explica.

Óscar Arias, que como bien recordó a los médicos del Sporting sólo se había perdido seis jornadas el año anterior a venir a Gijón, varias de ellas por sanción, disputó 31 encuentros en su primera campaña de rojiblanco y 28, la siguiente. No logró el objetivo del ascenso y volvió al Recreativo de Huelva, donde colgó las botas, también en Segunda División, con 36 años. En el conjunto onubense inició una nueva etapa profesional. Tras ser responsable de la cantera, se hizo cargo de la dirección deportiva del club, llevándolo a Primera División. Las Palmas y Sevilla fueron sus siguientes destinos antes de desempeñar este cargo en el Cádiz, al que busca un nuevo ascenso, el mismo que se le resistió en Gijón.

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