Después de la victoria lograda en Santander, en un partido que casi se presentaba como una final para el Real Sporting, tenían los de Djukic nuevamente la oportunidad de irse a la cama a sólo dos puntos de los puestos de playoff.

No lo tenía nada fácil a priori, a tenor del rival que llegaba a la vera del río Piles: el Cádiz CF. Todo un líder como era y sigue siendo el equipo gaditano, a pesar de la derrota de este viernes en El Molinón Enrique Castro 'Quini'. Segunda consecutiva para los gaditanos, dirigidos por Alvaro Cervera, que puede que hayan entrado en esa crisis que casi todos los conjuntos de esta División de Plata, tarde o temprano acaban por atravesar.

En vísperas de carnavales, ni el cuadro amarillo quería actuar como chirigota invitada, ni los rojiblancos en su condición de huésped, estaban por la labor de ejercer como charanga. Los planteamientos iniciales por parte de ambos banquillos ya dejaban claro lo mucho que estaba en juego.

Por lo que se refiere a los locales, Djukic, tal y como reconoció ante las cámaras de televisión en los prolegómenos del partido, quiso hacer propio aquello de que cuando algo funciona, mejor no tocar nada. De este modo, no dudó en repetir idéntico once al que consiguiese la victoria en la pasada jornada.

Con la triste noticia en las gradas del fallecimiento del ex del Real Sporting, Manuel Campuzano (aunque su paso por la entidad no fuese muy destacada), se dio inicio al encuentro.

Como cabía esperar, los primeros minutos fueron de tanteo, con los sportinguistas intentando hacerse dueños de la posesión, aunque sin crear excesivos agobios a su oponente.

El interés que entre la afición había por ver de nuevo a Murilo en acción (por primera vez titular ante los suyos), pronto se vio recompensado con una brillante acción por parte del brasileño, cuando no se habían cumplido los primeros diez minutos de juego. Por sus botas pasaron a lo largo de todo el encuentro numerosos balones, que el flamante refuerzo en el mercado invernal, no siempre supo resolver con el mismo acierto. En ocasiones quizás por un exceso de individualismo. Pero su titularidad por el momento no admite discusión alguna y su rendimiento sigue siendo hasta la fecha más que notable.

Tuvo precisamente Murilo en el minuto 19 la oportunidad para aprovecharse de una indecisión de la zaga gaditana con su portero. El Cádiz sin sentirse excesivamente agobiado por el empuje rojiblanco, sí que daba muestras de alguna que otra debilidad defensiva, de las que al inicio de la competición parecía carecer.

Con el tridente Cristian, Pedro Díaz y Manu García (Mareo al poder) creciendo con el transcurrir de los minutos, los rojiblancos pusieron en el minuto 25 por primera vez en serios apuros al cancerbero visitante, tras una gran internada de Bogdan en el área gaditana, que el ucraniano finalizó con un potente disparo raso ajustado al segundo palo, al que Alberto Cifuentes respondió con una soberbia manopla.

A esta clara ocasión respondió el Cádiz con una sucesión de saques de esquina, en uno de los cuales, en el minuto 28, Mariño tuvo que poner en acción sus reflejos, ante el potente disparo de Fali. Del nuevo lanzamiento desde el banderín, llegó otra clarísima ocasión para los visitantes, con el balón rebotando en la base del palo izquierdo de la portería de Mariño; y con Nano Mesa a escasos centímetros para haber empujado a puerta vacía.

Estas acciones devolvieron a la grada ese nerviosismo que lleva padeciendo en lo que va de temporada, cada vez que el rival de turno goza de alguna jugada a balón parado.

A medida que se acercaba el descanso, el ritmo del partido en parte fue decayendo. Llegó en esos minutos la primera tarjeta para los sportinguistas, en una jugada en la que el colegiado mostró amarilla a Bogdan por una infracción que no merecía ni por asomo tanto castigo.

Se llegó de esta manera al descanso con un justo empate a ceros, tras un primer tiempo que sin ser nada del otro mundo en lo que a juego se refiere, sí al menos había dejado un buen sabor de boca entre la parroquia local, al ver a los suyos tuteando al líder, enfundados en ese mono de trabajo que había pedido Djukic en la víspera del partido. El resumen bien podía ser que tras un mejor inicio del Sporting, fue el Cádiz quien había acabado mejor. Pero sin más.

Se reanudó el encuentro, con los andaluces queriendo retomarlo donde lo habían dejado, pero sin acabar de lograrlo del todo. Por su parte, Djukic ordenó calentar desde el primer minuto a Aitor García, Javi Fuego y Uros.

Sin un claro dominador en estos primeros compases del segundo periodo, por los videomarcadores se dio cuenta del gol de Joaquín para el Betis, lo que fue recibido con numerosos aplausos. Prácticamente de seguido, se produjo la jugada que sería a la postre definitiva para el devenir del partido. Corría el minuto 54.

Murilo por su banda derecha encara a su defensor, le recorta y pone un preciso y precioso centro con su pierna izquierda al corazón del área gaditana. Alvaro Vázquez, hasta entonces muy batallador pero sin apenas oportunidades para marcar, finta con el cuerpo para poder quedarse así libre de marca y conectar un espectacular cabezazo cruzado que se va al fondo de la red.

Con el delirio en las gradas del El Molinón, Alvaro Cervera mueve ficha y realiza de inmediato dos cambios, si bien uno obligado por la lesión de Garrido.

Con más de media hora por delante para intentar el empate, el Cádiz busca meter al Sporting en su área, si bien su mayor peligro siguen siendo las jugadas a balón parado.

En el minuto 65, una durísima entrada de José Mari a Pedro Díaz, le hace acreedor de la roja directa que sin dudar, le muestra el colegiado tinerfeño Daniel Trujillo.

El partido se le ponía así más de cara que nunca al Sporting para lograr esa ansiada segunda victoria consecutiva (ambas sin encajar un solo gol), encadenando además tres sin conocer la derrota.

Tal y como cabía esperar, no fue no obstante un camino de rosas hasta el pitido final. En parte por méritos del rival, pero también en cierta medida por la incapacidad de los de Djukic para saber rematar el partido, sin atinar a culminar ningún contraataque ni tampoco aprovechar alguna de las jugadas a balón parado de las que dispusieron. Con todo, no hay que olvidar que enfrente estaba el líder.

En el minuto 72 Djukic introdujo el primer cambio, repitiendo el que ya realizara en Santander al sustituir a Pedro Díaz por Javi Fuego. El objetivo del mismo era más que evidente y la consigna dada a los jugadores sobre el césped, manifesta. Tocaba sufrir. Dentro y fuera del mismo.

Pero siendo objetivos, la mayor intranquilidad la producía el exiguo resultado. La defensa rojiblanca supo ganarle la partida en casi todas las acciones a los rivales amarillos, con un Molinero al que es de justicia reconocerle su gran actuación. Veremos qué decide Djukic cuando Babin vuelva a estar disponible. Bendita sea la competitivad.

En el ADN del buen sportinguista está impreso que no todo pueden ser alegrías. Y así fue también por desgracia este viernes. La lesión de Bogdan en el minuto 78 (entró Borja López en su lugar), con el lateral retirándose en camilla, dejó a muchos seguidores más que preocupados.

No en vano el internacional ucraniano está siendo una de las grandes revelaciones en esta segunda vuelta del campeonato. De seguir en esta progresión, el Sporting puede tener un lateral derecho para mucho tiempo. Si para variar no se acaba malvendiendo, claro está.

El partido se adentró de esta forma en sus minutos finales con la pelota muy poco en juego. Algo que por otra parte le convenía claramente al Sporting. Y también a los jugadores rojiblancos que llegaban ya con el depósito en reserva.

No fue sin embargo hasta el minuto 85 cuando Djukic agotó su último cambio, siendo Manu García el elegido para dejar su puesto a Aitor García. Muy pocos minutos los que dispuso de este modo el onubense, aunque una vez más y a pesar de ello, dejo patente su compromiso y profesionalidad con el escudo que defiende.

Con el público mordiéndose las uñas pero volcado a muerte con su equipo como no podía ser de otro modo, los cinco minutos de descuento se hicieron eternos. Pero en este caso y para regocijo de todos los asistentes (excepción hecha de los numerosos seguidores gaditanos que presenciaron en directo el partido), no hubo jarro de agua fría de última hora y el Sporting con su victoria, da el pistoletazo oficial al Antroxu gijonés.

A la espera de que finalice la jornada, el Real Sporting, esta vez sí, hace sus deberes y ya sólo espera ahora a que el resto de resultados le acompañen. Porque si bien es cierto que nadie quiere hablar de otra cosa que no sea la permanencia y del próximo partido (El Toralín, ante la Ponferradina, con nueva invasión de La Mareona), es igualmente lícito que en estos días antroxeros, el seguidor rojiblanco pueda volver a colocarse el antifaz de la ilusión.

Post Scriptum: no pasaron desapercibidas ciertas situaciones en los últimos instantes del encuentro, con algunas jugadas extrañas en las que Aitor por momentos dio la sensación de no existir sobre el campo a ojos de algún que otro compañero. Tome nota y ponga remedio quien tiene que hacerlo.