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El Sporting de Djukic repite los números de José Alberto

La mejor racha rojiblanca vuelve a frenarse tras sumar durante tres jornadas y enlazar dos victorias

Djukic, durante un entrenamiento en Mareo. JULIÁN RUS

El Sporting sigue sin escapar de la medianía. El fracasado intento en Ponferrada de enlazar tres victorias consecutivas por primera vez esta temporada ha detenido la reacción y devuelto al equipo a la indefinición de la equidistancia entre la promoción y el descenso, de las que separan cinco puntos. Una situación que parece cronificar una regla no escrita esta temporada: el repunte rojiblanco nunca va más allá de enlazar dos victorias o tres jornadas puntuando.

El techo clasificatorio sigue estando en el octavo puesto alcanzado en la tercera jornada, un dato poco significativo por lo inicial del campeonato. Lo más justo y a la vez preocupante es comprobar que el paso de las semanas ha hecho que sea el undécimo escalón clasificatorio una frontera infranqueable para un Sporting diseñado para pelear, al menos, por un sitio en la promoción de ascenso. A tiempo está de todo, tanto de luchar por el sexto puesto como por verse envuelto en la pelea por la permanencia, pero superado ya el segundo tercio de la competición la radiografía de la evolución del conjunto gijonés es una losa sobre la esperanza de ver cumplida la remontada tantas veces esperada.

Los dos repuntes que acabaron detenidos en el undécimo puesto de la clasificación tuvieron como inquilinos en el banquillo a los dos técnicos que han dirigido al Sporting esta campaña. El primero llegó con José Alberto, en la jornada 13ª, después de que se consiguiera enlazar, por primera vez, dos victorias consecutivas. Al primer triunfo de la temporada lejos de El Molinón, ante el Elche, en el Martínez Valero (0-1), le siguió la goleada en casa sobre el Zaragoza (4-0). Dos partidos que tuvieron como denominador común la gran actuación de Manu García, goleador en el campo ilicitano y líder ante los maños de la que sigue siendo la victoria más cómoda de todo el campeonato. El rojiblanco asistió en el primer gol a Isma Cerro y provocó la expulsión de Grippo a la media hora dejando encarrilado el encuentro.

Aquel undécimo puesto dejaba al Sporting cerca de su objetivo, dos puntos por debajo de la sexta plaza, y parecía corregir un irregular inicio del campeonato que, posteriormente, acabó por convertirse en una constante. Los rojiblancos se desinflaron después, enlazando cinco jornadas sin ganar, en las que empataron ante el Oviedo y el Mirandés y perdieron ante Cádiz, Numancia y Tenerife. Le siguió un nuevo arreón, también a las órdenes de José Alberto, con victorias ante Ponferradina y Lugo, precedidas de un empate ante el Mirandés. Una semana después, tras ser eliminado en Copa ante el Zamora y perder en casa ante el Extremadura, el técnico fue despedido. En este camino hubo tres ocasiones en las que el equipo sumó durante tres jornadas consecutivas.

La llegada de Djukic, que ha cumplido dos meses en el cargo, tampoco ha conseguido plasmar, hasta el momento, esa regularidad demandada en la primera vuelta que acabó costando la cabeza al entrenador. El serbio ha repetido rachas similares en cuanto a resultados y también ese undécimo puesto convertido en barrera para los intereses rojiblancos. La visita a Ponferrada truncó la que ha sido la mejor dinámica con el serbio, resumida en el empate cosechado ante el Mirandés y las victorias ante Racing de Santander y Cádiz. El límite, resumido en esas tres jornadas puntuando, con dos triunfos consecutivos incluidos, dio opción a volver a mirar hacia arriba. El equipo se situó de nuevo a dos puntos de la promoción de ascenso, tal y como sucediera 16 jornadas antes, y elevó a seis puntos el colchón sobre la temida zona de descenso. Duró poco. La reacción volvió a quedarse cortada con la derrota del pasado sábado en El Toralín, la misma que hizo caer al equipo al decimoquinto puesto. El equipo tiene por delante doce jornadas para vencer sus propios límites y atar cuanto antes una permanencia que sigue siendo el objetivo al que parece auto condenarse la dinámica de resultados de los gijoneses.

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