Llegaba este lunes a El Molinón Enrique Castro 'Quini' un Girona relanzado tras su victoria en la anterior jornada frente a todo un Real Zaragoza, situado en puestos de playoff, gracias precisamente a su solidez en casa, en claro contraste con su nefasta trayectoria fuera de casa, presentándose a la vera del Piles como el segundo peor equipo a domicilio, únicamente superado por el Numancia.

Durante la semana y tras la dolorosa derrota en Almería, Djukic seguía manteniendo su teoría de que los puestos de privilegio se alcanzarían con "sólo" ganar cuatro de los cinco partidos que restaban por disputarse. Sus palabras sonaban a quimera en un equipo incapaz de encadenar una racha positiva de resultados, con esas tres o cuatro victorias consecutivas, que son las que en esta Segunda marcan la diferencia entre tanto empate a nada.

Para una final en toda regla, Djukic optó por hasta seis cambios con respecto a Almería, algunos obligados por la acumulación de amarillas (Aitor y Molinero), otros por precaución (Pedro Díaz) y el resto por decisión técnica (Cristian, Cordero y Djuka).

Con una climatología más propia de febrero que de julio, el Sporting arrancó frío y así en el minuto 4, un fallo de Damián provocó la primera ocasión para el Girona, que por fortuna para los sportinguistas, no supo resolver Valery,

Corría el minuto 9, el dedicado a Don Enrique Castro 'Quini', cuando el Sporting por medio de una falta lanzada por Murilo desde fuera del área, puso a prueba a Riesgo, que respondió con una buena estirada.

Apenas tres minutos después, el pánico cundió entre la afición sportinguista, al ver cómo Babin se quedaba dolorido en el suelo tras caer al suelo cargando todo su peso sobre una de sus rodillas. El de Martinica volvió al campo, pero Djukic por si las moscas, mandó calentar al desaparecido Borja López.

Fue Mariño una vez más quien libró a los suyos del primer gol visitante, con una espléndida parada en el minuto 17, tras una no menos genial acción individual de Mafeo, en la que el jugador gerundense cayó lesionado. Su sustituto fue Jordi Calavera, un viejo conocido de la parroquia rojiblanca.

El Sporting vio su primera tarjeta amarilla en el minuto 25, en una falta innecesaria de Javi Fuego. Del lanzamiento de la misma, el Girona obtuvo su primer saque de esquina, después de un error cometido por Unai Medina en su intento de despeje.

Fueron minutos donde el Sporting sufría, especialmente por el escaso protagonismo de la conexión entre Nacho Méndez y Manu García. El Girona daba toda la impresión de estar mucho más metido en el partido y mucho más cerca del gol. Si alguien necesitaba por ello de la famosa pausa de hidratación (cuando menos curiosa con una temperatura por debajo de los 18 grados), ese era el equipo sportinguista.

En el minuto 36 el Girona protestó una mano de Javi Fuego dentro del área, tras un despeje de Babin, pero el colegiado cortó por lo sano con una tarjeta al entrenador visitante, entendiendo la absoluta involuntariedad en la acción por parte del poleso. No hubo por ello ni llamada al VAR.

Floja primera parte del Sporting, que llegó al descanso con un empate a ceros, que casi podría tildarse como bueno, habida cuenta de los méritos contraídos por unos y otros. La prueba más clara de la escasa o nula capacidad ofensiva de los rojiblancos fue que su referente en ataque, Alvaro Vázquez, apenas entrase en contacto con el balón.

Con semejante panorama, los cambios al descanso parecían cantados en el Sporting. Sin embargo Djukic no fue de la misma opinión y optó por mantener a los mismos once jugadores sobre el campo.

Sólo se llevaba un minuto de juego cuando Marc Valiente vio la tarjeta amarilla que le supondrá un partido de sanción por acumulación de cartulinas, fruto de su constante disputa con el máximo goleador de la categoría: Stuani. Nada menos que con 25 dianas se presentaba el delantero uruguayo en Gijón. Cualquier comparación es odiosa y esta lo es mucho más.

Fue el propio Stuani quien en la siguiente jugada trazó una vaselina perfecta, a la que 'San Mariño' volvió a responder con una extraordinaria parada, logrando desviar el balón por encima del larguero.

El Sporting dio su primer aviso en el minuto 50, cuando Manu García, que empezaba a tener algo más de presencia sobre el campo, sirvió para que Murilo probase un disparo que buscaba la escuadra de la portería defendida por Riesgo.

Con todo, era el Girona quien seguía ofreciendo más sensación de peligro, con un Jordi Calavera haciendo cada vez más fuerte por su banda, volviendo a evidenciar las carencias del Sporting a nivel defensivo en esa parcela.

Pero como el fútbol tiene estas cosas, en el minuto 58 un balón filtrado con maestría al interior del área por Nacho Méndez, acabó con el propio Calavera llevándose por delante a Damián Pérez. La jugada bien mereció ser al menos revisada por el VAR. Por mucho menos, le han sido señalados penaltis en contra al Sporting esta temporada. A favor, únicamente uno. No es excusa pero sí un dato.

Mediada la segunda parte, en el minuto 66 se produjo el primer cambio en el Sporting, entrando Djuka para sustituir a un Alvaro Vázquez que este lunes no tuvo su mejor día. Jugador por jugador, puesto por puesto. Ninguna revolución por parte de Djukic, que sigue evidenciando que uno de sus mayores defectos es su aparente incapacidad para leer los partidos.

De camino al último cuarto de hora de juego, el Girona dio un paso atrás, como si diera ya por bueno el empate y dejándolo todo a expensas de una jugada aislada o de estrategia, donde su máximo realizador, pudiera hacerle cantar bingo. Tuvo sus acciones para haberlo logrado.

Aprovechando la pausa de rehidratación se produjo el segundo cambio en las filas sportinguistas, entrando Pablo Pérez por Murilo. El Girona por su parte realizó el cuarto de los cinco a disposición de los entrenadores. En el caso de Djukic, de nuevo pareció una sustitución programada antes incluso del pitido inicial.

Se llegaba así a los últimos diez minutos del partido, con la lógica incertidumbre que otorgaba el resultado, pero con la impresión de que sólo un fallo por parte de alguno de los dos equipos, podría darle los tres puntos a su rival.

De un error por parte de los catalanes en el minuto 83, el Sporting obtuvo un saque de esquina en el que Javi Fuego conectó un buen cabezazo que se encontró con una manopla salvadora de Riesgo.

Dos minutos más tarde, Djukic introdujo sus dos últimos cambios, dando entrada a Cristian y a Gaspar por Carmona y Manu García respectivamente. Muy ofensivos los relevos, no es que fuesen, la verdad. Y en cualquier caso, con poco tiempo para cambiar gran cosa.

Un disparo desde fuera del área por parte de Unai Medina, y que se fue por encima del larguero, fue lo último reseñable de otro partido plano a más no poder por parte del Sporting. Empate que sirve de muy poco a los de Djukic, cuyo planteamiento antes y durante el partido, chocó frontalmente con sus cábalas para alcanzar la promoción. Que Mariño haya vuelto a ser de los más destacados, dice a las claras lo que fue el partido.

Con 50 puntos en el casillero se puede dar por sellada la permanencia y lo mejor que se puede esperar es que esta temporada para el olvido, finalice cuanto antes. Habrá no obstante quienes aún confíen en que una victoria el jueves ante el Albacete, podría volver a dar opciones a los rojiblancos. La esperanza es siempre lo último que se pierde. Soñar es gratis, ya se sabe. Aunque los sueños con este Sporting, casi siempre acaben transformados en pesadilla.

Post Scriptum: sigue llamando la atención en las televisiones, el precioso mural que adorna la Grada Este de El Molinón Enrique Castro 'Quini'. Para algo bien que se hace, justo es aplaudirlo. Y desde aquí una propuesta, vista la imparable moda de 'tunear' las imprescindibles mascarillas y a la que no ha sido ajeno el Real Sporting SAD. ¿Por qué no hacer una tirada con ese mismo diseño empleado en la Grada Este? Probablemente venderían muchas más que las que ahora mismo se dispensan en la boutique.