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Diálogo y fútbol de toque

Extrovertido y cercano, sus antiguos compañeros destacan su filosofía: "El buen trato del balón que tenía jugando lo mantiene"

David Gallego es de los que no se achantan. Dicen quienes les conocen que es una persona impulsiva, echada para adelante, al que la adversidad no le frena. Con una idea de juego clara, con un fútbol de toque y ofensivo, su gusto por tener la iniciativa en los partidos es algo innegociable para él. El que será nuevo entrenador del Sporting, tras cerrarse el acuerdo para que sustituya a Djukic, llega a Gijón tras haber entrenado en dos breves etapas al Espanyol en Primera, y también a su filial.

Se caracteriza David Gallego por ser dialogante, una circunstancia que aprecian en el vestuario, que le trata como uno más. Extrovertido, pero con mucho carácter, saca su vena menos calmada y reflexiva cuando las cosas no salen como quiere.

"Es muy buena gente, cercano y extrovertido. De jugador ya se veía que podía ser entrenador, tenía una forma de expresarse y ver el fútbol encaminada para dirigir un equipo", recuerda Quique Martín, que coincidió con David Gallego en su segunda etapa en el Terrasa. "Era muy bromista, animaba mucho el vestuario. Recuerdo que hablábamos de las hipotecas, y le preguntamos a cuánto estaba el euribor, y él, muy serio, decía que no tenía idea, que lo pagaba todo en mano, las casas, coches y todo lo que compraba. Era broma lógicamente, pero transmitía un mensaje positivo, de mirar siempre hacia delante. Es muy campechano y abierto", añade el centrocampista avilesino.

Allí en Cataluña también coincidió medio año con Juanele. "Como jugador tenía mucha técnica. Y era muy buen chaval, hablador, de los que animaba mucho todo el vestuario", señala el exjugador del Sporting. "Estaba muy atento a todo, era una prolongación en el campo de la idea que transmitía el entrenador, ayudaba mucho a que cuajase su idea, se le veía el gen de entrenador", añade.

Como jugador David Gallego (Suria, Barcelona, 1972) inició su carrera profesional en L'Hospitalet en 1991, y después jugó en el Manlleu, Levante, San Andreu, Córdoba, Terrasa, Hércules, Recreativo de Huelva y Badalona. Ya como técnico, en el Espanyol apostó jugar con el sistema 4-3-3 y 4-4-2, aunque no tuvo fortuna y acabó destituido al inicio de la presenta campaña. Su mejor etapa tuvo lugar en el Espanyol B, por lo que su salto al primer equipo fue aprobado por unanimidad. Sin embargo, en un año para olvidar en el club catalán, que acabó con descenso, no hubo paciencia con la apuesta por David Gallego y fue destituido.

En Huelva además rozó en una temporada atípica el título de Copa del Rey con el Recreativo. Pese al descenso a Segunda el conjunto andaluz cayó en la final de Copa ante el Mallorca. Allí coincidió junto a Yago. "Disfrutaba mucho entrenado y jugando, y además unía al vestuario", rememora. "Destacaba por su carácter ganador, cuando le salían mal las cosas se enfadaba bastante", añade antes de explicar que "era un jugador de corte técnico, de buen trato al balón, que ahora lo intenta trasladar esa idea como entrenador".

David Gallego es de los que da juego fuera del campo. Su temperamento y fuerte carácter se traslada a sus intervenciones públicos. Ahí no se muerde la lengua. Si algo le deja descontento no lo oculta. O se quiere algo concreto de sus jugadores aprovecha para lanzar algún mensaje.

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