El Sporting y Manu García han llegado a un pacto entre caballeros: el club apuntará la tijera de los recortes salariales hacia otras latitudes del vestuario y el guaje de oro se mantendrá en Gijón una temporada más salvo que alguien se asome por la casina de cristal con una oferta de esas que no se pueden rechazar. Son las cosas de la Liga del bicho. La crisis económica global que está dejando de propina el covid obligará a todo el mundo, incluidos los habitantes del planeta fútbol, a apretarse el cinturón y rehacer sus cuentas. El Sporting, como otros tantos clubes no muy lejanos, estudia fórmulas para alterar lo menos posible su nivel de vida y el de los suyos. Hay contratos firmados y hace falta buscar alternativas para evitar que el recorte en el límite salarial toque hueso. Hay que empezar a asumir que caerán uno o dos traspasos para llenar la caja y poder seguir hacia delante, lo que no está claro es hacia dónde. Y no hay que descartar que el club pida un esfuerzo "extra" a sus chicos fuera del campo que tenga que ver con sus cuentas corrientes. Habrá que ver, si llega el caso, cómo se lo tomarán dentro y si habrá quien diga "por qué a mí y no a aquel". Este es el contexto en el que tendrán que moverse Javi Rico y David Gallego para diseñar el equipo de la próxima temporada, que aún no se sabe cuándo empezará ni con cuántos equipos por eso de la que hay armada por la suspensión del Dépor-Fuenlabrada. En esa historia sí que no hay pacto entre caballeros: vale todo.
