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El primer ascenso de Gallego

El técnico del Sporting logró subir al Suria, el equipo de su pueblo, de Tercera a Segunda Regional | "Sacó lo mejor de todos nosotros", cuentan los primeros futbolistas a los que entrenó el catalán

David Gallego, segundo por la izquierda, en una cena de final de temporada en Salou.

Pocos empates habrá celebrado más David Gallego que el que logró en junio de 2013 en el campo del Artés (1-1). Con ese punto, el nuevo entrenador del Sporting experimentó por vez primera las mieles del éxito como inquilino de un banquillo. Logró hacer campeón al Suria, el equipo del pueblo en el que nació, y subirlo de Tercera a Segunda Regional. Gallego tiene ahora, siete años después de esa gesta, la misión de devolver al cuarto intento al Sporting a Primera División. Varios integrantes del Suria que coincidieron con el entrenador catalán rememoran para LA NUEVA ESPAÑA cómo fue su primer ascenso. Son Eduardo Maqueda, su segundo, y los capitanes César Linares y Javier Tapia. "Sacó lo mejor de todos nosotros", coinciden.

Eduardo Maqueda trabaja en una empresa de producción de engranajes. Tiene ahora 45 años y posee el título de nivel II de entrenador gracias a la impronta que Gallego ejerció sobre él. El entrenador del Sporting pilotó al Suria tres temporadas, entre 2010 y 2013. Hasta su llegada, Maqueda era el primer entrenador. "Yo no tenía carné y a él lo ficharon con la temporada empezada para coger al equipo. Me ofreció quedarme con él", recuerda un hombre que conserva su amistad con el míster. De hecho, hace dos días tomaron café juntos en Suria.

César Linares es minero, como muchos otros en la localidad barcelonesa. Jugaba de central. A sus 41 años, está retirado y dirige al equipo de veteranos del Suria. "Futbolísticamente, el año del ascenso fue tremendo. Los rivales lo decían. Éramos superiores", apunta. Eso sí, no olvida que la competición fue reñida. El Suria se jugó el ascenso en la última jornada contra el Artés. El empate le valió a los de Gallego para subir, pero por el camino se dejaron algunos pelos en la gatera. Hicieron 73 puntos en 34 jornadas. "Nos dejamos algún punto y al final fue pidiendo la hora, pero, para el pueblo, la ilusión fue tremenda", recuerda Linares.

Gallego era (y es) estricto. Al centrocampista Javier Tapia lo cambió a los diez minutos de empezar un partido por dos errores. El hecho acredita la forma de entender el fútbol del ex del Espanyol. Rendimiento por encima de todo. No fue la única vez que Tapia experimentó la dureza de Gallego. "Hubo un partido que renuncié a ir a una comida con familiares. Expulsaron a nuestro portero en el minuto 15. Me cambió a mí para meter al meta suplente", ríe el exfutbolista.

Otra de las normas marca de la factoría Gallego era la vestimenta. "Acabamos teniendo todos ropa de entrenamiento para ir igual. Si te presentabas con las botas sucias porque habías jugado un partido en un campo de arena, se molestaba. Él es así. Vive el fútbol intensamente. Le da igual que sea Primera División o Primera Regional", cuenta Linares, que también destaca sus métodos como técnico. "Implantó cosas que en la categoría nunca se habían visto. Cómo mover el balón, las recuperaciones... logró que todos estuviéramos con él", dice. "De mí se pensaría que era tonto, porque a todo le decía que sí. Claro, imagina, yo sin carné y viene un exjugador profesional a entrenar. Pero es que él lo explicaba todo. No se guardaba nada", asevera Eduardo Maqueda.

Los tres coinciden en que el paso de Gallego por el Sporting se hará notar. Y todos desean que su magisterio sirva para que el conjunto rojiblanco retorne a la élite del fútbol español. "Puede parecer que es un tío serio, muy seco y hasta prepotente, pero es justo lo contrario. En realidad, es muy campechano. Él va a muerte con los jugadores", reflexiona Linares. Cabe esperar entonces que la plantilla responda de la misma manera a Gallego. Si es así, quizás el Sporting tenga parte del camino andado para repetir el éxito del Suria, el equipo del pueblo de su nuevo entrenador, hace siete años.

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