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Aitor conserva el olfato

El de Gibraleón da ante la Ponferradina la primera victoria de la pretemporada a un Sporting intenso y mejorado a balón parado

Álvaro Vázquez observa el balón ante un defensa de la Ponferradina.. RSG

El nuevo Sporting tiene todavía mucho del pasado. Para lo bueno y lo malo. Muchos pueden quedarse con ver a Mariño meter una mano salvadora poco antes de que Aitor, el último Pichichi, fuera el único capaz de marcar ayer el tanto que dio ante la Ponferradina la primera victoria de la pretemporada. Ha pasado poco tiempo desde el final de la campaña anterior, el mismo que limita ver novedades más allá del entrenador. Con mismos jugadores, todavía, es el análisis de la propuesta el que permite descubrir las mayores diferencias. La intensidad y la presión arriba para dificultar la salida de rival parecen innegociables en el modelo de Gallego, todavía pendiente de solucionar los problemas de construcción de juego que, como las virtudes, vienen en herencia.

El Sporting tuvo ante la Ponferradina la primera prueba "seria" de una pretemporada en la que el único precedente había sido un partidillo entre los propios jugadores, 41, que tiene a disposición. Estuvieron todos, o casi todos. Los seis futbolistas descartados: Hernán Santana, Unai Medina, Neftali, Cordero e Isma Cerro -junto a Álvaro Traver, en cuarentena- tampoco fueron citados para medirse al conjunto berciano, que acusó en Mareo un mayor desgaste al disputar esta misma semana otro amistoso, ante el Lugo, el mismo ante el que jugará mañana el conjunto gijonés en El Molinón (12.00 horas).

Entró mejor al partido el Sporting, con Borja López y Guille Rosas entre los más entonados. El central gijonés mostró aplomo y seguridad tanto al corte como a la hora de enviar diagonales hacia el costado derecho, revitalizado por el segundo de los protagonistas. Fue el desparpajo de Guille, recortando en el área y buscando puerta con la izquierda, el que permitió ver el primer acercamiento al área de la "Ponfe" de Bolo y Pablo Lago. Los visitantes reaccionaron a la media hora, pero sin llegar a inquietar a un Christian Joel que no tuvo más trabajo antes del descanso que despejar de puños un centro al corazón del área. El panorama fue diferente en la segunda parte.

La Ponferradina introdujo los primeros cambios en el descanso y esa energía les dio para estar cerca de adelantarse en el inicio de la reanudación. Bolaños tuvo el primero en un mal despeje de Christian Joel y el Sporting respondió con dos acciones claras que volvieron a mostrar que el gol continúa resistiéndose. A la oportunidad de Álvaro Vázquez, primero, con una buena vaselina que sacó en la línea Sielva, le siguió un saque de esquina de Carmona que también hizo ver otro detalle, en este caso más positivo, la aparente mejoría en resolver las acciones a balón parado. Borja López remató con derecha flojo, pero el siguiente córner dio la más clara de la tarde con al menos tres posibilidades de remate franco que terminaron sin premio. Ni Pelayo Suárez, ni Borja López, ni Berto ni Pablo Pérez fueron capaces de marcar de manera consecutiva.

David Gallego, que en esta ocasión conservó durante setenta minutos el bloque titular, -a excepción de la entrada de Pelayo Suárez por Valiente al poco de iniciarse la segunda parte- renovó el resto del equipo para veinte minutos finales en los que la Ponferradina, que había ido introduciendo algún hombre de refresco, acusó el desgaste y sufrió. Fue ahí cuando Pedro Díaz encontró el espacio por el que Aitor corrió para plantarse ante el portero y decidir justo después de que la manopla de Mariño, y el palo, evitaran que un cabezazo de Kaxe cambiara el signo del partido. Pasado y futuro, o simplemente presente de un Sporting en construcción.

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