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El temprano "sí" de Mboula y el frenazo con aterrizaje en Mallorca

Estaba hecho, o casi, y ese matiz es enorme en un mundo tan cambiante y traicionero como el del fútbol. Jordi Mboula fue el primer objetivo de Javi Rico cuando inició el proyecto de esta temporada de la mano de David Gallego. El catalán ya no sólo fue el extremo a firmar, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA el pasado 31 de agosto, sino que el club ya llevaba semanas con el "sí" del futbolista, como también contó este diario al día siguiente. Esa parte estaba sumamente atada y solamente restaba acordar el porcentaje del salario a asumir con el Mónaco y cuadrarlo con el estrecho tope salarial rojiblanco. Detalle complejo, pero que todas las partes veían muy factible. El Mónaco trasladó al futbolista que estaba incluso dispuesto a ayudar para concretar la operación. Se iba a esperar a que pudiera hacerlo el Sporting y cuando pudo, silencio.

La historia del fichaje frustrado de Mboula por el Sporting, el mismo que ha dado a Cumic la oportunidad de llegar hoy a Gijón, es la de una negociación que el tiempo enquistó y añadió competencia. Unos culpan del final frustrado a que fuera destapado en agosto, otros ven en el pastel económico que se reparte en estas operaciones lo que acabó por echarlo todo a perder. Lo cierto es que a Mboula le surgieron más novias, varias de Segunda División, y eso acabó siendo utilizado para engordar los números de lo pactado inicialmente con el Sporting. El frenazo del agente y del Mónaco a que el catalán estuviera esta semana en Gijón hizo a Javi Rico cambiar de planes tras otro ultimátum vencido. Esta vez, las consecuencias llegaron a Serbia y llevaron a Mboula a ser presentado ayer en Mallorca

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