Volvía el Real Sporting a la vera del Piles tras la dolorosa derrota ante el eterno rival, con la firme intención de recuperar las buenas sensaciones que había ofrecido en las primeras cuatro jornadas y de paso, recuperar el liderato conocida ya la derrota por la mínima del Espanyol en Vallecas.

Enfrente un CD Tenerife que llegaba a El Molinón Enrique Castro 'Quini' sin saber lo que era puntuar lejos de las islas afortunadas, contrastando con la inmaculada hoja de servicio de los sportinguistas en casa.

Con la lesión de Babin, David Gallego optaba por mantener a Pelayo como pareja junto a Borja López en el centro de la defensa, habida cuenta de que Marc Valiente tampoco llegaba a tiempo para entrar en la convocatoria. La sorpresa fue la inclusión en el once titular de Nacho Méndez, como enlace con Uros, quedando así Manu García inclinado a banda izquierda.

Antes de comenzar el partido, Uros Djurdjevic recibía el trofeo de la Liga como mejor jugador del mes de septiembre. Por sus botas pasaban muchas de las opciones de éxito del cuadro local.

El primer saque de esquina del partido fue para el Tenerife, que de partida salió con la intención de meter a los rojiblancos en su área. El Sporting por su parte, no se amilanó ante el arranque ambicioso de los chicharreros, buscando hacerse con el control del balón, aunque sin mucho éxito.

A punto estuvo el capitán del Tenerife, Suso, de acertar con la portería en el minuto 8, con un disparo desde fuera del área que se fue rozando el palo derecho de la portería sportinguista. Volvió a avisar el cuadro canario tres minutos después, con un remate de cabeza de Fran Sol que se le fue por encima del larguero.

Pasado el cuarto de hora, el Tenerife replegó un tanto sus filas al mismo tiempo que el Sporting comenzaba a merodear por las inmediaciones del área defendida por Ortolá, con Uros especialmente activo.

Un grave error de Pedro Díaz en un pase horizontal en zona defensiva, volvió a permitir que Suso probase fortuna desde fuera del área en el minuto 19. Por suerte para Mariño, el balón no encontró puerta.

Curiosamente en la siguiente jugada, en un error casi clavado, aunque en este caso por parte del Tenerife, permitió a Cumic disparar también desde fuera del área, si bien el balón se fue igualmente fuera de los tres palos.

Con una posesión muy decantada para los visitantes, asumiendo más riesgos de los previstos probablemente por el propio David Gallego, el Sporting seguía sin sentirse cómodo, fiándolo todo a alguna contra, con Uros y Cumic como principales referencias. Ni Pedro Díaz ni Javi Fuego conseguían imponerse en el centro del campo y eso era una mala noticia para los rojiblancos.

En el minuto 28 Shaq Moore vio la primera tarjeta amarilla del encuentro, en una dura acción sobre Manu García, a quien como ya viene siendo costumbre desde la pasada campaña, los rivales tienen siempre en su punto de mira.

Pasada la media hora de juego, otra peligrosa entrada por parte del cuadro tinerfeño sobre Cumic, fue incluso revisada por el VAR, aunque finalmente se quedó sin mayor sanción que la simple falta.

Se entró así en los últimos diez minutos del partido, con un partido tan igualado como lleno de imprecisiones. Para la fría estadística ni un solo disparo a puerta. El encuentro se asemejaba a lo visto en partidos anteriores del Sporting, con muy poca llegada al área rival, pero sin pasar tampoco por excesivos peligros, a pesar del dominio del equipo contrario.

A falta de un minuto para el descanso, Mariño tuvo que intervenir por primera vez, en un remate de Vara, otra vez desde el fuera del área que tampoco es que fuera muy complicado de atajar para el cancerbero gallego.

Se llegó así al descanso con un último saque de esquina para los visitantes (tercero por ninguno para el Sporting), en un primer tiempo poco vistoso para el espectador.

Regresaron ambos conjuntos al césped sin ningún cambio en sus filas. Y no hizo falta ni que transcurriera un minuto para comprobar que el choque iba a transcurrir por los mismos cauces, con el Tenerife presionando arriba y el Sporting replegado y bien plantado atrás.

Un buen centro de Bogdan en el minuto 48, acabó con el balón en los pies de Uros, que sin embargo no supo resolver la jugada con claridad. El serbio no se asemejaba al de las primeras jornadas. Pero tampoco era ni mucho menos el único local que no estaba a la altura de lo esperado. Al menos el jugador balcánico sí que se dejaba ver con mayor acierto en labores defensivas, lo que tampoco es que sea buena señal para el Sporting.

Un buen contragolpe por banda derecha con Cumic como protagonista en el minuto 55, finalizó con la caída de Nacho Méndez al borde del área. Una falta generosamente señalada por parte de árbitro, que fue ejecutada por Pedro Díaz, propiciando el primer disparo a puerta del Sporting, respondido con acierto por Ortolá.

Fue David Gallego quien primero movió ficha, dando entrada a Aitor García por Cumic en el minuto 57. En una semana con partido entre semana, el reparto de minutos no deja de tener su importancia, aunque lo fundamental sea siempre el partido en juego. Respondió casi de inmediato Fran Fernández desde el banquillo visitante.

Pasada la hora de juego le tocó el turno a Pomares, quien como en ocasiones anteriores, probó sorprender a Mariño desde fuera del área.

Pero mira por dónde, en el minuto 65, una buena apertura de Manu García para Nacho Méndez en banda derecha, llevó al canterano a servir una gran asistencia para Pedro Díaz, quien supo culminar de manera perfecta, batiendo por abajo a Ortolá. Gol con puro ADN 'made in Mareo'. Uno cero para el Sporting y veinticinco minutos por delante para defender el resultado o irse a rematarlo.

Con el Sporting viéndose de nuevo líder en solitario y con Manu García cada vez más protagonista, la cosa no pintaba nada mal para los de David Gallego. Y más teniendo en cuenta que hasta la fecha ningún equipo había logrado perforar la meta rojiblanca en el templo gijonés.

En el minuto 70 fue el autor de la asistencia de gol, Nacho Méndez, quien abandonó el campo, dejando su puesto para otro canterano más: Gaspar. En la siguiente interrupción el Tenerife realizó nada menos que un triple cambio, con la clara intención de devolver como mínimo la igualdad al marcador.

El partido entró entonces en otra fase donde el Tenerife buscaba de manera insistente apropiarse del balón, pero sin acabar de finalizar con claridad ninguna de sus acciones. El Sporting, al igual que sucediera en las anteriores jornadas en las que consiguió ponerse por delante en el luminoso, se mostraba cada vez más cómodo en su papel de supuesto asediado.

Llegado el minuto 82 se produjo un doble cambio en el Sporting, siendo Uros y Javi Fuego los jugadores reemplazados, entrando por ellos Alvaro Vázquez y José Gragera. Ningún cambio por tanto en la disposición táctica del Sporting.

El jarro de agua fría llegó sin embargo en el minuto 84 con un auténtico golazo por parte del uruguayo Zarfino, en un remate acrobático con el exterior de su pie derecho. Primer gol por tanto que recibe Mariño en El Molinón y segundo en la temporada. El gallego poco después pudo liarla, con un grave error en la salida de balón, que por fortuna no pasó a mayores.

Con unos minutos finales donde el Tenerife parecía tener las ideas más claras, el Sporting no se rendía a pesar de todo a tener que conformarse con un empate, que le llevaba a ser colíder en la clasificación, lo cual no es ni mucho menos poco. Sin embargo la realidad es que fueron los canarios quienes acabaron mucho mejor el partido, sin encontrar lo que hubiera sido un excesivo premio. Y si no lo obtuvieron, fue solo y únicamente gracias a que en el tercer minuto de los cuatro de añadido, apareció San Mariño con una mano providencial ante un remate a bocajarro de cabeza dentro del área pequeña por parte del Tenerife. A más de un sportinguista se le salió el corazón por la boca.

Quizás esa jugada sirvió justo para que el empate final fuese valorado como un buen resultado, a pesar de haber sido los rojiblancos quienes se adelantaran en el marcador. Ahora lo que toca es hacerlo aún mejor este mismo jueves, nada menos que ante un Málaga que llega de vencer en La Romareda. Y es que en esta Segunda, como se suele decir, el más tonto te puede hacer un reloj.

Post Scriptum: si algo sigue sin explicarse un sector del sportinguismo, es la suplencia de un jugador como Pablo García, quien hasta la llegada de Sául, había cumplido de manera sobresaliente en su posición.